Martes 8 de Octubre de 2024

ARTE

18 de septiembre de 2023

Murió Fernando Botero

El pintor colombiano Fernando Botero, fallecido el viernes 15 de Septiembre a los 91 años.
Pintor, escultor y dibujante figurativo colombiano, estaba radicado en Mónaco.
Fue desde los años 1980, considerado el artista hispanoamericano más reconocido y citado en vida.

Nacido el 19 de abril de 1932 en Medellín, en el seno de una familia humilde conformada por su padre David Botero, su madre Flora Angulo y su hermano cuatro años mayor, Juan David. Cuatro años después de su nacimiento, en 1936 nació su hermano menor, Rodrigo. El mismo año, falleció su padre, un vendedor a caballo, de un infarto. Su madre trabajaba de costurera.5​

A partir de 1938 realizó estudios de primaria en el Ateneo Antioqueño y el bachillerato en el Colegio San José de Marinilla y en la Bolivariana.

En 1944 asistió a la escuela de tauromaquia en la plaza de La Macarena de Medellín, con el banderillero ‘Aranguito’, a petición de un tío, quien no se imaginaba que su verdadera vocación era la pintura.6​ Tuvo un percance con los toros, lo que hizo que él los dejara. Es de notar que en ese período hizo su primera obra, una acuarela de un torero. Una vez que su familia comprendió su vocación, Botero realizó su primera exposición en Medellín en 1948.

 

Realizó ilustraciones para un periódico local (El Colombiano), con lo que financiaba sus estudios, redactó un artículo sobre Picasso, lo que le acarreó la expulsión del Colegio Bolivariano, plantel en el que estudiaba, ya que sus dibujos fueron considerados como obscenos, y debió culminar sus estudios en el Liceo de la Universidad de Antioquia. Viajó entre los afamados estudios de esculturas de Pietra Santa, Italia y los de pintura en París (Francia), Nueva York (Estados Unidos de América) y de Montecarlo (Principado de Mónaco); así mismo, dedicó tiempo al dibujo algunos días del año en Zihuatanejo, México y Rio Negro, en Colombia.

Fuente Wikipedia

Por qué las obras de Fernando Botero retratan cuerpos voluminosos

 Bailando en Colombia, 1980. Óleo sobre tela 188 × 231.1 cm. Museo Metropolitano de Arte de Nueva York, 1983 © Fernando Botero

Marcelo Justo  realizó para BBC News Mundo una transcripción de un reportaje en el  que Fernando Botero hizo una reflexión a la BBC sobre su obra.

"Fue tal el placer que sentí que a los 18 años dejé el colegio donde estaba estudiando el bachillerato para dedicarme de lleno a la pintura. De manera que soy profesional desde los 18 años. No he hecho otra cosa".

Pero hubo un momento concreto, como una epifanía, en el que usted se dijo "yo voy a ser pintor".

Yo empecé a dibujar y pintar porque tenía una gran pasión por los toros.

En el colegio me la pasaba dibujando toros y toreros. Pero eso no se puede llamar arte, porque en realidad dibujaba por mi pasión por los toros. Un día hice una naturaleza muerta. Ese día me convertí en un artista.

El día en que uno hace una obra por el deseo de solucionar un problema estético, uno se convierte en artista más allá del valor artístico de la obra.

¿Conservó esa primera naturaleza muerta?

No. Pero hay algunas obras de esa época. Tengo algunas fotos de esas primeras obras, que revelan el espíritu un poco dramático que tenía entonces.

Esa fue la línea que tomé a los 18 años. Interesante porque no está tan lejos de lo que hago hoy en día. Por ejemplo, hay un cierto interés en el tema del volumen, intuitivo.

¿Había ya un interés en el volumen?

Sí. Uno nace con ciertas inclinaciones y después racionaliza por qué. Eso me pasó en Italia. Cuando llegué a Europa tuve la oportunidad de ver los grandes museos, sentí una inclinación muy grande por la pintura florentina italiana que es volumétrica.

¿Por qué me gustó esa pintura más que la de Siena o el impresionismo? Lo que me hizo identificarme con ese estilo fue el volumen. De modo que en el fondo uno está predispuesto a ser un tipo de pintor desde el principio.

Fernando Botero frente a uno de sus cuadros.

Las figuras humanas de gran volumen han sido un tema central en la obra de Fernando Botero.

 

En su obra cambian los temas pero lo que parecería no cambiar es el tratamiento de la forma que constituye su marca, su estilo. ¿Cómo define usted el estilo Botero?

Uno tiene un estilo que es el resultado de una reflexión sobre qué es la excelencia de la pintura.

Si yo trato un tema amable o uno dramático hay un mismo estilo. La única definición que puedo dar es que soy figurativo, porque no soy abstracto. Es una pintura personal.

Tomé un camino aparte, casi opuesto a la mayoría de los otros artistas. No soy cubista, impresionista, surrealista, expresionista. Soy lo que soy. Lo que a uno le pasa es que uno ve un cuadro y sabe que es un Botero. No pasa con tantos artistas.

Eso creo que es básico en la historia de la pintura. El hecho de que se reconozca a un artista es muy importante.

Todos los artistas que tienen una declaración de principios tan fuertes son reconocibles porque tienen posiciones extremas y muy claras.

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La Mano es una escultura del artista colombiano Fernando Botero que representa una mano humana. Esta obra no es un regalo del escultor a la ciudad de Madrid a diferencia de La Mujer con Espejo de Botero, sino que fue adquirida por Telefónica y posteriormente cedida al Ayuntamiento de Madrid,

¿Cuál es entonces su declaración de principios?

La pintura nace de una reflexión sobre lo que es excelente en el arte. La pintura debe tener un tema, lo cual es tabú hoy en día en el arte moderno. Debe tener volumen y espacio, algo que también es tabú en el arte moderno que es bidimensional.

Mi trabajo nace de inclinaciones opuestas a lo que se hace hoy. Pero no porque me lo propuse. Nací distinto. Vengo de una pequeña ciudad en Colombia.

No nací en Nueva York, Londres o París. Y además nunca he creído en el colonialismo cultural que desgraciadamente existe mucho en América Latina con pintores que siguen lo que se hace en Londres, París y Nueva York.

He sido siempre fiel a lo que yo pienso que debe ser el gran arte.

Hay otro colombiano igualmente célebre, que se dedica a otra materia artística, Gabriel García Márquez ¿Usted ve alguna relación entre su obra y la de García Márquez que también tiene un estilo muy reconocible?

Los dos nacimos del mismo caldo, de la misma realidad colombiana.

Pero la literatura no puede influir a la pintura, ni la pintura en la literatura. Porque la pintura es intrínseca, especial.

Los dos venimos del mismo mundo colombiano. Pero las esencias son distintas.

Pero aparte de lo colombiano, hay algo desmesurado en ambos. ¿No hay algo Rabelesiano en ambos, una suerte de influencia común del mundo desmesurado de Gargantúa y Pantagruel?

Si usted mira mis catálogos, usted ve que ese mundo Rabelesiano existe en mi obra desde 1955.

En García Márquez comienza en 1966 cuando publica "Cien años de soledad". Antes era un gran escritor en la tradición norteamericana de Hemingway. Un gran escritor naturalista.

Yo era un pintor desbordado diez años antes. Claro el arte es exageración. Pero él hace un mundo surrealista, en donde la gente vuela.

Yo no hago realismo mágico. Lo mío es improbable pero no imposible.

Cuando pinto obispos bañándose en el mar vestidos de obispos es improbable pero no imposible porque aquí en mi cuadro nadie vuela.

Si uno mira mis obras yo hacía Boteros antes de que existiera García Márquez.

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