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LOCALES
20 de abril de 2019
En la tarde del Viernes Santo, se realizó la Celebración de la Pasión, en el transcurso de la cual se realizó el rito de veneración de la Cruz, en la Catedral Basílica y Santuario de Nuestra Señora del Valle.
La misma fue presidida por el Rector del Santuario, Pbro. José Antonio Díaz, y concelebrada por los Capellanes Mayores, Pbros. Lucas Segura y Juan Orquera.
La ceremonia comenzó en silencio, los sacerdotes se postraron frente al altar, con el rostro en tierra, recordando la agonía de Jesús; mientras los fieles se arrodillaron en silencio unos instantes.
Después de las lecturas y el relato de la Pasión, el Padre Díaz dijo que “éste es el viernes más triste y doloroso del año, pero esto no es motivo de desaliento sino de esperanza”.
“En la lectura de la Pasión contemplamos el rostro desfigurado del Dios hecho hombre, para que podamos ver el grado desfiguración que tiene el rostro humano por el pecado y la injusticia”, manifestó, apuntando que “la pasión habla del amor apasionado de Dios por su pueblo, porque él sufrió por obediencia al Padre y por amor y compasión para con su pueblo”.
El sacerdote destacó que “la Cruz es el parámetro fundamental en el cual nos tenemos que mover. Una dimensión de verticalidad, que es el camino de la Encarnación, por eso la Cruz está incrustada en la tierra, se hizo terreno. Hizo el camino identificación con nosotros, para que mediante esa identificación podamos alcanzar la eternidad”.
Continuó explicando que “por otro lado, la dimensión de horizontalidad de la Cruz, que está como abrazando a la humanidad, quiere hacernos hermanos, porque somos hijos de un mismo Padre. Es la dimensión de la reconciliación, del encuentro, de volver a sentir el amor que Dios nos tiene y que nos va haciendo pueblo, familia. Por eso estos brazos extendidos entre el cielo y la tierra tienden a congregar a todos los pueblos”, señaló.
Enfatizó que “la Cruz es signo de amor, de encuentro de Dios con el hombre”, y “en esto, a quien se nos dio como Madre en la Cruz nos puede acompañar, y a ella nos confiamos en este camino que estamos haciendo hacia el Jubileo de los 400 años. Necesitamos pedirle a ella que nos vuelva a reunir como pueblo, que nos ayude a hacer este camino de reconciliación, paz, diálogo, fraternidad, solidaridad y servicio, para ir acercándonos a quienes más nos necesitan”.
Luego de estas reflexiones, se pidió de manera solemne por la Iglesia, el Papa, el Obispo, los clérigos, los fieles, los gobernantes e incluso por los no católicos, los judíos y los ateos.
Posteriormente tuvo lugar la veneración de la Cruz, que ingresó desde la puerta principal en brazos del Padre José Antonio Díaz, seguida en procesión por los otros sacerdotes y seminaristas. Ya frente al altar, fue venerada por los presbíteros y después por todos los fieles.
Terminada esta parte, se colocó un mantel en el Altar y el celebrante invitó a los fieles a rezar el Padre Nuestro como de costumbre. Como este día no se celebra la Misa, se omitió el saludo de la paz, y luego de rezar el Cordero de Dios, se distribuyó la Comunión con las Sagradas Formas reservadas en el monumento, el Jueves Santo.
También se honró a la Virgen María, quien espera junto a la Cruz la Resurrección del Señor.
Colecta para Tierra Santa
En esta ceremonia litúrgica se realizó colecta destinada a financiar el mantenimiento de los Santos Lugares, donde vivió terrenalmente Nuestro Señor Jesucristo. Los encargados de mantener estos lugares son los Franciscanos Custodios de Tierra Santa.
Vía Crucis
A las 20, se realizó el Vía Crucis alrededor de la plaza 25 de Mayo, con la participación de gran cantidad de fieles.
A lo largo del trayecto se meditó en los distintos momentos del Camino doloroso que hizo Jesús para la salvación de los hombres, portando una Cruz de gran tamaño.