Llega a los cines argentinos “El encuentro de Guayaquil”, película histórica pero intimista, que muestra el costado más humano de los libertadores latinoamericanos; el general Don José de San Martín y Simón Bolívar.

Con la misteriosa reunión que tuvieron en la ciudad colombiana, como punto de partida; el filme confiesa los miedos, errores y soberbias de los próceres, recorriendo su trayectoria militar, amorosa y política, sucesos que los llevaron a reunirse en contra de sus intereses, pero en beneficio de los países libertados.

En charla con Diarioshow, el director Nicolás Capelli, sus protagonistas Pablo Echarri y Juan Palomino, y el creador de la pieza teatral, que fue adaptada para lograr el filme, Pacho O’Donnell, comentan cómo es transformar un hecho histórico en una obra testimonial.

Echarri interpreta en el filme a San Martín, quizás el prócer más importante de la historia argentina. El actor declara que “era el deseo más grande que tenía en la actuación. No tengo otro que lo supere.

Descubrí un San Martín íntimo, personaje con extrema determinación, idea militarista de avanzada y terriblemente obsesivo, un ‘Loco Bielsa’.

Era un hombre permeable, falible y es muy caprichoso como se da, porque esta película tendría que haberse estrenado hace un año, y recién llega en este momento para recordarnos que en esa reunión entre San Martín y Bolívar se discute lo mismo que hoy: los adversarios son los mismos, los intereses son los mismos.

Su estreno es una herramienta cultural para interpretar la realidad coyuntural actual”.

Del papel a la pantalla

O’Donnell halaga al director admitiendo que “realizó un trabajo impecable”.

El historiador describe cuál es el núcleo del filme narrando que “vamos entrando en una intimidad progresiva que no podrían hablar con nadie más que entre ellos.

San Martín no puede hablar de sus dudas de si lo que hace está bien o mal, no puede mostrar su opiomanía, no puede confesar sus aventuras amorosas y expresar su temores”.

Juan Palomino, que tiene un papel secundario como José de la Riva Agüero, destaca que “el director encontró a los hombres.

Los personajes que verán distan mucho de los que se leen en la historia mitrista, las enciclopedias.

Hay reglas que se impusieron para que los próceres tuvieran cierta pulcritud.

En la película los ves tensos, transpirados, embriagados de amor, borrachos. El hallazgo es la lectura sobre este encuentro, con personajes muy familiares”.

Completando lo dicho por su colega, Pablo asegura que “es positivo que aparezca una mirada de las cosas más cercanas a la realidad. Distaban mucho del bronce esos próceres.

El ocultamiento de su costado más humano es bastante peligroso, porque ponemos al tipo de a pie en la imposibilidad de querer rebelarse de cualquier cosa”.