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DEPORTES
9 de septiembre de 2015
El seleccionado argentino de fútbol caía 2-0 ante ante México en el amistoso que se disputó en el estadio estadounidense AT&T, pero Agüero y Messi lo empataron en los cinco minutos finales.
Luego del contundente triunfo 7-0 ante Bolivia, el segundo amistoso elevó la vara de exigencia para la Argentina. Gerardo Martino decidió poner a sus mejores piezas ante México y por primera vez en su ciclo a Lionel Messi y Carlos Tevez juntos en el ataque. Y con Angel Correa como nuevo socio en la ofensiva.
Desde el primer minuto quedó en evidencia que los aztecas iban a ser un rival mucho más duro que los bolivianos. Con salidas limpias desde el fondo y ataques verticales a toda velocidad, salió a jugarle de igual a igual a la Argentina y desnudó los problemas que tiene de la mitad hacia atrás.
A los 10 minutos, llegó la primera conexión Messi-Tevez. La Pulga encaró de derecha al centro y metió el pase en profundidad para Carlitos, que no llegó entrando por izquierda.
Pero la Selección empezó a mostrar dudas en el fondo. Nicolás Otamendi falló en el primer pase y el Patón Guzmán tuvo que corregirlo rápido para evitó el riesgo. Y a los 18, en una corrida fulminante por derecha de Chicharito (Rojo no lograba pararlo) llegó la apertura del marcador. El delantero quedó mano a mano con el arquero argentino y se preparaba para definir, cuando Otamendi, que llegaba de atrás, se tiró para intentar barrer la pelota y le cometió penal. El propio Chicharito lo transformó en el 1-0 con un toque suave.
Argentina no sólo perdía, además la pasaba mal contra México. Fernando Gago no agarraba la pelota, Ever Banega corría de atrás a los volantes mexicanos que salían lanzados y la defensa no daba abasto. En ese escenario, Otamendi quedó siempre mano a mano y alternó buenas y malas, sin ayuda de Marcos Rojo.
El equipo de Ferreti se movía al compás de Guardado, que manejaba los ataques sin problemas. No lo agarraba Mascherano y lanzaba pelotazos para Hernández o Jiménez, los dos puntas.
La primera llegada clara de la Selección llegó recién a los 37 minutos, luego de una avivada de Messi tras una infracción a Tevez. El rosarino sacó rápido y metió un pase bárbaro filtrado para el ingreso de Rojo. El defensor definió cruzado y la pelota se fue ancha.
Desde ese momento creció el equipo argentino. Un buen derechazo con rosca de Banega salió cerca del ángulo y, la más clarita, un pase de gol de Gago a Correa, que el ex San Lorenzo definió bien pero tapó el arquero Muñoz con una gran atajada.
En la última del primer tiempo un mal pase de Gago, muy similar al de Bentancur en el clásico ante San Lorenzo, dejó solo a Chicharito, de cara al gol, pero el delantero definió por arriba y se comió el segundo en una situación inmejorable.
En la segunda parte, Argentina se plantó en campo contrario y México esperó agazapado para salir de contra. Y como es costumbre, la Selección muestra sus dos caras: inestable en defensa, peligroso en ataque. Pudo haberlo empatado Tevez con un derechazo desde afuera del área, también Correa en un mano a mano tras una buena combinación en ataque pero otra vez el arquero mexicano estuvo firme.
Y Argentina volvió a pagar sus desacoples en el fondo. Equipo partido, sin marca en el medio y con losdefensores siempre en inferioridad numérica. Así llegó libre Héctor Herrera y, a diferencia de Chicharito en el primer tiempo, no perdonó a Guzmán con una soberbia definición.
Martino movió el banco. Lavezzi y Agüero renovaron el ataque, Kranevitter entró de mediocampista central y Mascherano pasó al fondo, en lugar de Demichelis, en una modificación que puede marcar un precedente a futuro.
Pero el equipo siguió en su misma tónica. El descuento llegó con un bochazo largo de Messi y un error increíble del arquero mexicano que calculó mal la salida. Lo aprovechó Lavezzi, que tocó al medio y el Kun la mandó a guardar con el arco libre.
Argentina tiene estas cosas. El partido parecía servir para ver cómo funcionaban juntos Messi y Tevez y finalmente fue Agüero el que terminó de darle un plus al ataque. El Kun le dio un pase genial a Leo, que definió con un giro bárbaro y la puso contra el palo. Sobre la hora.
El 2-2 fue un premio a la constancia en ataque pero no debe maquillar los errores defensivos del equipo. Lo salvó Messi, una vez más. Y esa sociedad con Agüero, que empieza a ganarse un lugar para lo que viene.