En aquella ocasión Ever Banega y Facundo Roncaglia debieron reemplazar a Lucas Biglia y Pablo Zabaleta, que venían de sendas lesiones, aunque el volante de la Lazio hoy pretendido por Real Madrid y Barcelona ingresó un puñado de minutos sobre el final de ese juego desarrollado en el estadio La Portada, de La Serena.

La semifinal de una competencia no es para hacer pruebas ni realizar reservas, y menos cuando de figuras se trata. La referencia viene a cuento porque los tres jugadores más emblemáticos de este equipo, Lionel Messi, Javier Mascherano y el goleador Sergio Aguero, tienen una tarjeta amarilla cada uno en su haber, con lo que de sumar otra ante los de Ramón Díaz se estarían perdiendo una potencial final.

Sin dudas entonces, el plantel practicó nuevamente esta tarde en el predio del club Everton, de la segunda división de Chile, donde el "Tata" paró los "once de memoria", sin que los pudieran ver los periodistas, aunque para la ocasión no hacía falta.

De hecho, los otros 12 componentes del grupo tienen en claro el rol que ocupan y fue el propio Carlos Tevez quien se hizo cargo de esa situación luego de la victoria por penales ante Colombia, al afirmar que en este equipo "es imposible entrar, porque todos están jugando muy bien".

Los únicos hombres de campo que todavía no vieron ni un minuto de acción en Chile, junto a los arqueros suplentes Nahuel Guzmán y Agustín Marchesín, son los dos que juegan en el fútbol argentino: el volante boquense Fernando Gago y el lateral izquierdo de Newell's Old Boys Milton Casco.

Por lo tanto, nuevamente saldrán a la cancha del estadio Ester Roa, de Concepción, pasado mañana a las 20.30, Sergio Romero; Pablo Zabaleta, Ezequiel Garay, Nicolás Otamendi y Marcos Rojo; Lucas Biglia y Javier Mascherano; Javier Pastore; Lionel Messi, Sergio Aguero y Angel Di María.

Este será el partido 99 entre argentinos y paraguayos en el historial, con un amplio favoritismo estadístico para la selección "albiceleste", que se impuso en 53 ocasiones, empató en 30 y solamente perdió en 15.

De estos partidos, 23 correspondieron a la Copa América (hasta 1975 Campeonato Sudamericano), y Argentina nunca perdió en este certamen ante Paraguay, ya que lo venció en 18 oportunidades e igualó en las cinco restantes.

Sin embargo esta vez el equipo nacional deberá vérselas con un conjunto paraguayo en alza, que le emparejó el primer juego en La Serena después de ir perdiendo 2 a 0 en el primer tiempo, cuando su técnico, Ramón Díaz, decidió partir a su formación y redoblar posiciones en ataque y defensa, complicando a tal punto el retroceso argentino que le terminó empatando en la segunda mitad, prevaleciendo en un ida y vuelta frenético en el que Martino pretendió cerrar el marcador con más goles en vez de preservar la diferencia obtenida.

"No vine a la selección argentina para andar 'miseriando'. Si tengo que proteger un resultado, por más apretado que sea, en vez de ir por más, teniendo en el equipo a los mejores jugadores del mundo, entonces me voy a mi casa. Y ustedes, los periodistas, tendrían que ser los primeros en exigirme eso", avisó el "Tata" después de recuperar la tranquilidad tras el segundo cotejo con victoria sobre Uruguay.

En tanto que el "otro" rival que tendrá Argentina en la sureña Concepción será el intenso frío que se abate sobre la región, algo que se verá incrementado por el horario del encuentro, que estará finalizando alrededor de las 22.30 (anoche Brasil y Paraguay jugaron a las 18.30).

Por eso, para pasar el menor tiempo posible allí, la delegación argentina estará viajando mañana a las 15 hacia Concepción desde la cálida y soleada Viña del Mar, luego del último entrenamiento matutino en la ciudad, para arribar poco más de una hora después a la sede del segundo juego semifinal de esta Copa, donde Martino ofrecerá la habitual conferencia de prensa pre partido.

Si Argentina salta esta fase se trasladará inmediatamente finalizado el juego hacia Santiago, para preparar la final del próximo sábado en el estadio Nacional. De ocurrir lo contrario, deberá permanecer en Concepción hasta el viernes, cuando dispute el partido "que nadie quiere jugar" por el tercer puesto.