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NACIONALES
9 de junio de 2020
Senadora mendocina.Es la mano ejecutora de la vicepresidenta en el Senado y Alberto Fernández destacó su rol en la iniciativa para quedarse con la exportadora de granos. Todo su poder lo construyó en La Cámpora.
Desde que Anabel Fernández Sagasti (36) es la preferida de Cristina Kirchner en el Senado, en Mendoza es la todapoderosa. Basta con que alguien diga “Anabel” para que se haga, se resuelva y se designe a quien ella propone en el peronismo de su provincia natal. Así como creció su poder en los últimos cinco años, maduró su relación con la dirigencia política y empresarial de Mendoza.
Este lunes, Alberto Fernández la sentó en la conferencia de prensa que dio en la Casa Rosada para anunciar la expropiación de Vicentin. El presidente remarcó que el proyecto que irá al Congreso para ratificar la iniciativa había sido idea de Fernández Sagasti.
Que ya no es la joven militante de La Cámpora, que no daba entrevistas ni hablaba con la oposición. Anabel ahora, y desde el año pasado cuando ganó la interna peronista como precandidata a la gobernación, es una política que habla con todos los sectores. Mantiene un diálogo fluido con el gobernador radical Rodolfo Suarez.
Son dos caras de Anabel. La mano ejecutora de Cristina en el Senado y la conciliadora en Mendoza. Si hasta algunos bromeaban con que cada vez estaba «más parecida» a la bonaerense María Eugenia Vidal. Y, la verdad, la ha superado en popularidad y acción en estas tierras. Su archirrival es el ex gobernador y presidente de la UCR Alfredo Cornejo. Ambos provienen del mismo municipio, Godoy Cruz.
El entorno más íntimo de la senadora, entre ellos su ex marido Lucas Ilardo (legislador provincial y presidente de La Cámpora en Mendoza), asegura que Alberto tiene predilección por Anabel y por Mendoza. La senadora mendocina fue la elegida de Cristina para construir con Alberto la unidad del kirchnerismo y los gobernadores peronistas, que permitió el triunfo en la presidencia. Y es quien gestiona y reparte los fondos nacionales que la Nación destina a Mendoza, por fuera de la coparticipación.
En el Congreso, Cristina Kirchner, le otorgó la vicepresidenta del bloque del Frente de Todos y la estratégica presidencia de la comisión de Acuerdos, donde se discute la designación del juez Daniel Rafecas como posible Procurador, una docena de embajadores y otros cargos relevantes. “Es la predilecta de Cristina”, repiten los cercanos. Y más allá de la coincidencia del apellido Fernández, no tiene un vínculo sanguíneo con Cristina, aunque varias veces la expresidenta le ha expresado su afecto en público y hasta la ha llamado “mi hija”. El padre de Anabel, Roberto Fernández Sagasti es un militante peronista y gremialista que trabajó en empresa estatal de riego agrícola. “Mi casa, siempre era comando de campaña. Doblábamos boletas, cuando el peronismo se movilizaba, mi casa también. Eso siempre lo he mamado”, recordó la senadora sobre sus inicios.
Anabel muestra su personalidad competitiva y su vehemencia de ideales progresistas en el Congreso. Fue diputada nacional en 2011, a los 27 años, cuando recién estaba concluyendo la carrera de abogada. Nadie la conocía. Construyó todo su poder en La Cámpora junto a Máximo Kirchner.
En 2015, fue electa senadora nacional hasta 2021. En medio de la pandemia, ha sido la promotora de un proyecto de ley en Mendoza para incrementar en un 100% la alícuota del impuesto a los Ingresos Brutos a bancos y otras entidades financieras. El argumento de La Cámpora para subir impuestos fue: “La estructura impositiva tanto provincial como nacional, tiene un alto grado de injusticia y los bancos son las instituciones que más han ganado”. Y sostienen que el reparto de dividendos de los que más ganaron “es un debate que nos tenemos que dar”.