Viernes 22 de Noviembre de 2024

11 de junio de 2015

La Fiesta Multicolor que Inauguró el Torneo Sudamericano

Con el cielo de Santiago de Chile teñido de azul, rojo y blanco, y los Andes como testigo, Chile le dio una maravillosa bienvenida a las 12 selecciones participantes de la Copa América 2015.

La presentación de las banderas participantes, que entraron volando por encima de las 46.000 personas que asistieron al Estadio Nacional de Santiago de Chile, fue uno de los momentos que encumbró la ceremonia inaugural.

Fue una presentación que también estuvo marcada por danzas rituales pascuenses, una espectacular pirotecnia musical y la interpretación de "Al fin del mundo", himno del certamen continental.

Tras invitar a todos los asistentes a contar de forma regresiva, el actor chileno Juan José Gurruchaga fue el responsable de hacer latir "El corazón del fútbol", un innovador espectáculo de veinte minutos cuyo objetivo, según dijo Cereza a EFE, era "poner a Santiago en el mapa de las ceremonias mundiales".

Un cortometraje sobre la magia del fútbol, en el que se pudo asistir a un veloz viaje transcontinental de un balón, constituyó la primera pieza del puzzle artístico.

Al término del vídeo, las luces se apagaron, la pelota rompió con la bidimensionalidad de la pantalla y cayó a las manos de un líder pascuense que presidía el escenario del estadio.

El jefe de este pueblo milenario colocó la pelota sobre un tótem, como símbolo del trofeo anhelado por los "guerreros" de la cancha.

Junto a él, veinticinco bailarines de cuerpos coloreados y cabezas adornadas con plumas interpretaron la enérgica danza ritual Hoko, una de las representaciones artísticas más antiguas de la etnia Rapa Nui, el pueblo que habita en la remota isla en el sur del Océano Pacífico.

Tras la demostración de fuerza y orgullo, las pantallas del estadio proyectaron imágenes de un grupo de mujeres mitad pájaros mitad luchadoras, representantes de los doce países participantes.

Más de doscientos focos multicolores escudriñaron la cerrada noche santiaguina y acentuaron el hechizo general con sus láseres de tonalidades marinas acompasadamente entretejidas.

Pero sin duda, el momento más emotivo de toda la ceremonia se lo llevó la entrada de doce gigantescos globos de helio de los que pendían unas estilizadas bailarinas aladas.

Estas esferas refulgentes aparecieron por sorpresa por detrás de la marea de espectadores que asistía al evento. Los movimientos de estas deidades fascinaron al público que durante varios minutos observó cómo estas extrañas y etéreas criaturas surcaban el cielo del estadio.

Los doce globos, que llevaban serigrafiadas las banderas de los países que se disputarán la copa, acabaron reuniéndose en el centro del estadio donde veinticuatro bailarines crearon un misterioso círculo con unas gigantescas telas de doce metros de largo.

 

 

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