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SALUD
26 de mayo de 2015
Cambios en el humor, alteración de peso inexplicable, cansancio excesivo o fluctuaciones en el nivel de colesterol y la frecuencia cardíaca pueden ser síntomas de trastornos de tiroides, una glándula situada en la base del cuello que regula el metabolismo del cuerpo.
"Es extraño considerar que una glándula con una función tan importante en el organismo no supere los 20 gramos; la tiroides, que está en la base del cuello y tiene forma de mariposa, se encarga de regular el metabolismo del cuerpo mediante la producción, almacenamiento y liberación de hormonas tiroideas, como la tiroxina (T4), triyodotironina (T3) y calcitonina", explicó la endocrinóloga Laura Maffei.
En el marco del Día mundial de la tiroides, que se celebra cada 25 de mayo, la especialista precisó que esas hormonas influyen "en casi todas las células, tejidos y órganos", y que son necesarias para la síntesis de muchas proteínas esenciales en los períodos de crecimiento, además de contribuir con el desarrollo del sistema nervioso central.
"Además se destaca su influencia en la frecuencia cardíaca, el nivel de colesterol, la fuerza muscular, la regulación de la temperatura corporal, el ritmo intestinal y la función reproductiva", detalló y agregó que cuando la tiroides sufre una alteración de su estructura o aumenta su tamaño se produce lo que se conoce como "bocio".
Cuando la glándula está afectada uniformemente se habla de bocio difuso, mientras que cuando uno o más nódulos crecen en la superficie se habla de bocio nodular o polinodular. Los nódulos tiroideos pueden manifestarse a través de un bulto en el cuello y generalmente son asintomáticos, pero en algunos casos pueden producir dificultades para tragar, respirar e incluso cambios en la voz.
"Los nódulos aparecen con mayor frecuencia en áreas con deficiencia de iodo. Y el riesgo de malignidad aumenta cuando hay antecedentes de cáncer de tiroides dentro de la familia, sobrepeso y tratamientos con rayos en la zona del cuello durante edad temprana", precisó Maffei.
En cuanto a las alteraciones de funcionamiento, las más conocidas son el hiper e hipotiroidismo: El primero se caracteriza por un exceso de la función de la glándula y puede manifestarse con irritabilidad, taquicardia, pérdida de peso (con un apetito normal o inclusive mayor), nerviosismo, temblor, calor y en algunos casos irritación ocular u ojos saltones.
El hipotiroidismo se trata de una disminución en la producción de hormonas tiroideas y sus síntomas más frecuentes son decaimiento, sueño, fatiga, sobrepeso y trastornos en la función reproductiva, como alteración de las menstruaciones o infertilidad.
"En la Argentina existen aproximadamente dos millones de personas que sufren hipotiroidismo y los estudios revelaron que la mitad de los afectados desconoce padecer esa disfunción, ya que sus síntomas pueden confundirse con otras enfermedades, por lo que el diagnóstico temprano es fundamental para llegar a un buen tratamiento", apuntó Maffei.
La endocrinóloga reveló que las patologías tiroideas "se presentan con mayor frecuencia en las mujeres" y que "incluso durante el embarazo, resulta imprescindible que la futura mamá tome los recaudos necesarios y preste especial atención a esas disfunciones".
"Es importante que la mujer que está al tanto de su hipotiroidismo haga un control prenatal previo a la concepción para ajustar las dosis de hormonas tiroideas. Además el seguimiento trimestral es fundamental, ya que las dosis y requerimientos suelen aumentar durante el proceso de gestación", refirió.
Y completó: "En conclusión, es fundamental estar atentos a los síntomas que puedan indicar alguna disfunción, ya que actualmente existen tratamientos que se ajustan a las necesidades y condiciones de cada paciente, por lo que ante los primeros síntomas es importante acudir a un endocrinólogo para actuar con rapidez".