Jueves 26 de Diciembre de 2024

CIENCIA

10 de abril de 2019

Neurocientífico explica cuánto influye la luna en las emociones

Todos escuchamos alguna vez que la Luna influye en las emociones de las personas. Algunos preferían mantenerse escépticos, pero ahora la neurociencia respaldó esta postura.

El médico Mark Filippi, que es un neurocientífico especialista en el método somático, explicó el vínculo que existe entre las fases de la Luna y cuatro neurotransmisores básicos de nuestro cerebro: la serotonina, la dopamina, la acetilcolina y la noradrenalina.

De la luna nueva al cuarto creciente:

En esta etapa, la acetilcolina es el neurotransmisor que predomina en el cerebro humano.En la semana donde la Luna empieza a crecer en el cielo, las personas se encuentran más sensibles y receptivas a nivel emocional. La acetilcolina se asocia con la memoria y el aprendizaje, por eso la luna nueva es ideal para emprender nuevos proyectos y para comenzar a aprender una actividad.

Del cuarto creciente a la luna llena:

En esta etapa la seretonina predomina en nuestro cerebro, por lo que el cuerpo tiene mucha energía que ayuda a desarrollar momentos creativos y de concentración. Es el momento ideal para sumergirnos en nuestro mundo y ser algo individualistas. También sirve para trabajar en solitario y desplegar momentos de lucidez e iluminación. En esta etapa predomina la introspección.

De la luna llena al cuarto menguante:

La dopamina predomina es esta semana de distracción y divertimento. A partir de la luna llena comienza el momento para las relaciones y las actividades sociales que requieren empatía. Es cuando mejor nos entendemos con los demás. La dopamina está asociada al placer y a la excitación, por eso es una semana para disfrutar.

Del cuarto menguante a la luna nueva:

En esta etapa predomina la noradrenalina y es un momento crítico del mes. Nos encontramos en un estado defensivo, como si estaríamos por enfrentarnos a algo o alguien.
Es una etapa de poca creatividad, mucho análisis y reflexión. Es el período de peleas por excelencia, y de fragilidad nerviosa. Es el momento donde termina un ciclo, por ende, algo se muere y nos sentimos vulnerables.

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