La niña, que padecía “diabetes tipo 1, gastritis crónica, tiroides e insuficiencia cardíaca”, fue llevada por sus padres tres días seguidos durante la semana pasada al nosocomio de la ciudad recreína para solicitar atención sanitaria, pero recibieron como respuesta de los médicos que “estaba bien y sólo le daban un remedio para la garganta”. Tres días después, la nena falleció en el hospital de niños “Eva Perón”.

“Al traslado lo conseguimos varios días después. Luego de que el miércoles la llevara por vómitos, el jueves, al verla peor, la volví a llevar y no me la quisieron internar porque me decían que sólo estaba deshidratada, a pesar de que yo pedía que me la internen porque estaba con el azúcar alta. Lo más triste es que ésta es la situación que se llevó a mi hija, por culpa de los médicos de Recreo que no me la quisieron internar”, deploró Mariana.

El lamentable desenlace de la niña de tan sólo cuatro años tomó estado público por deseo de su madre, quien manifestó que “por el único motivo que cuento todo lo que sucedió es porque quiero que cambie la forma de atención de los médicos de Recreo, que haya más atención para los niños y para los diabéticos, que atiendan más a las personas. Ella era una criatura, una bebé. Cómo madre, yo sentía y veía que ella estaba mal, a pesar de que era lo contrario a lo que me decían los médicos que estudiaron para eso”. 

Entre los motivos que reafirman la postura de López sobre la falta adecuada de atención sanitaria, se encuentra la sensación que le transmitió la médica de guardia del Hospital de Niños de esta ciudad. “Cuando llegamos con mi hija, la doctora que la recibió en la guardia me dijo ‘¿porqué dejaron que la bebé llegue a este estado?’. Allí le expliqué que hace más de tres días que pedía a los médicos de Recreo que la atiendan y no lo logré. Inmediatamente, esto fue el viernes a la tarde, la pusieron en Terapia Intensiva y estuvo allí hasta el domingo, que fue cuando mi hija falleció, cuando no pudo soportar más y se me la fue para siempre”, expresó conmovida.

FUENTE: El Esquiu