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POLITICA
26 de septiembre de 2017
La ex funcionaria menemista fue sepultada en el cementerio del barrio porteño de la Recoleta entre sus personas más íntimas. Su hijo, Alvaro Erize, dijo que "estaba tranquila, peleó hasta el final, nunca se escondió, defendió lo que ella creía", en referencia a los juicios que afrontó por delitos de corrupción y por los que Alsogaray estuvo presa.
La ex funcionaria menemista María Julia Alsogaray fue sepultada este mediodía en el cementerio de la Recoleta y su hijo Alvaro Erize declaró que fue una “perseguida” por los varios juicios que afrontó por delitos de corrupción y por lo que estuvo presa.
“Estaba tranquila, peleó hasta el final, nunca se escondió, defendió lo que ella creía. En los últimos doce años se probaron las falsedades que se dijeron. Creo que no hay peor ciego que el que no quiere ver”, afirmó Alvaro, en la puerta de la sala velatoria del barrio porteño de Palermo.
Cuando los periodistas le preguntaron si creía que su madre fue una “perseguida”, el hijo de María Julia Alsogaray respondió: “Sí, ¿pero qué diferencia hay? A mí ya no me hace diferencia hablar de esto”.
Tanto al velatorio como al cementerio de la Recoleta se acercaron fundamentalmente familiares y amigos, pero no gente del ambiente político.
En los avisos fúnebres del diario La Nación la despidieron el empresario Cristiano Ratazzi, su ex compañero de Gabinete José Armando Caro Figueroa y Alberto Albamonte, ex diputado de la UCEDE y hoy empresario hotelero, entre otros.
Al cementerio llegó también el ex gobernador correntino José Antonio Romero Feris. Nacida en una familia patricia de Buenos Aires e hija del ex ministro de Economía y creador de la UCEDE Alvaro Alsogaray, María Julia falleció ayer a los 74 años por problemas de salud que la llevaron a varias internaciones.
Durante el gobierno de Carlos Menem fue designada secretaria de Medio Ambiente, donde se desempeñó durante ocho años, y fue interventora en las empresas estatales con destino a privatizar: ENTEL y SOMISA, la compañía telefónica y siderúrgica, por las cuales años después debió dar respuestas ante la justicia.
Alsogaray cosechó en la última década cuatro condenas en su contra por delitos que implican corrupción y pasó casi dos años detenida en un destacamento policial de Palermo por una sentencia a tres años y medio de prisión por enriquecimiento ilícito.
Desde finales de 2016, Alsogaray gozaba de libertad condicional pero seguía sujeta a varios procesos judiciales en su contra.