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POLITICA
28 de agosto de 2017
En su entorno creen que se trata más de pirotecnia electoral que de una embestida real. Pero lanzan advertencias a la Rosada.
La relación entre la CGT y el Gobierno llegó en las últimas horas a nuevos niveles de tensión, tras los movimientos internos en el gabinete y las señales hostiles de Mauricio Macri hacia el sindicalismo, en particular a Hugo Moyano.
El líder espiritual del sindicato de Camioneros (su hijo Pablo lo conduce) está furioso con Macri. Según dijeron desde su entorno a PERFIL, la falta de respuestas concretas de la Casa Rosada ante los reclamos gremiales, la actitud “antiobrera” del oficialismo en algunas declaraciones, y el conflicto con la empresa postal OCA alteraron el ánimo del camionero. Sin embargo, cerca del dirigente aclararon que Moyano no va a trabajar nunca “a favor del kirchnerismo. Su odio a Cristina es total”, en alusión a que cualquier enfrentamiento frontal con Macri beneficiaría los intereses de la candidata y ex presidenta.
Por otra parte, los más racionales en el moyanismo coincidieron en diálogo con PERFIL en que no hay razones para creer que las amenazas de Macri se concretarán. “Son declaraciones y maniobras más electorales que otra cosa”, dijo uno de ellos.
Embestida. Por su parte, Pablo señaló: “ojalá haya una reacción de los trabajadores para que el Gobierno se dé cuenta y vea que hay una gran parte de argentinos que no comparten este modelo”. Y agregó: “la única forma de derrotar al Gobierno es en las urnas”.
Pero en paralelo resurgió el ánimo hostil de Pablo, que había liderado la marcha que desató la polémica a Plaza de Mayo. “¿Nos van a meter presos? ¿Van a cerrar los sindicatos o llenarlos de inspecciones? Que lo hagan”, dijo a radio Cooperativa.
El secretario general de Camioneros, que siempre fue el más combativo de la familia Moyano, endureció su posición ante lo que considera son amenazas del oficialismo a los gremios. “Ojalá esa soberbia que tienen contra los dirigentes gremiales la tuvieran con los empresarios que despiden gente, rebajan los salarios y traen productos extranjeros para despedir a trabajadores nuestros”, precisó el dirigente. “Pablo está muy bélico y el Gobierno también”, analizó un dirigente que conoce a Moyano desde hace tiempo.
Hugo, en tanto, tuvo en general con el Gobierno una postura de diálogo, pero ahora, dicen, la relación con el macrismo pasa por su peor momento. “Hugo no quiere participar en política. Sabe que ya pasó su momento. Pero sí va a defender sus intereses”, explicaron dirigentes sindicales a PERFIL.
Otro dirigente moyanista, el líder canillita Omar Plaini, dijo a PERFIL que el Gobierno no va a poder avanzar sobre los derechos de los trabajadores, porque “son derechos adquiridos” y la propia sociedad no lo permitirá.
La sospecha de los gremios es que el Gobierno intentará modificar los convenios colectivos de trabajo, para flexibilizar los derechos laborales. “Lo planteó Schmid el otro día en el acto. La idea es armar una ronda con los partidos políticos para frenar cualquier avance sobre los derechos laborales”, explicó Plaini.
El dirigente se defendió de las críticas a la marcha de la CGT, algunas de las cuales surgieron de los propios gremios que integran la central obrera. “Decidimos en Ferro llevar un documento de dónde surgió la fecha de la marcha. En todo caso había que haberlo pensado antes. Pero igual hay un error conceptual: no se puede paralizar la defensa de los derechos sociales porque hay elecciones”, indicó. La actividad legislativa puede deparar alguna discusión entre sindicatos y la Casa Rosada, dado que hay en agenda algunas iniciativas orientadas al mercado laboral con las que los gremios de la CGT no están de acuerdo. Pero la pelea, que promete ser intensa, recién empieza.