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SALUD
5 de agosto de 2016
Encuesta nacional sobre conocimiento del cáncer de mama
La OMS recomienda hacerse al menos una al año. Detectada a tiempo, la enfermedad se cura en el 90% de los casos.
Seis de cada diez argentinas le tienen miedo al cáncer de mama. Y no es para menos, es el cáncer de mayor incidencia entre las mujeres, y el que provoca más muertes: 5.870 por año. Sin embargo, cuatro de cada diez mujeres no van al ginecólogo una vez al año, que es lo ideal. Y entre las mayores de 40, cuando los riesgos se acrecientan, el 40% no se hace la mamografía anual, y el 20% nunca se hizo este estudio, considerado el más efectivo para la detección temprana de este cáncer. Si bien el tema está instalado en la sociedad, todavía hay mucha desinformación y mitos en torno a esta enfermedad que si es detectada a tiempo, tiene el 90 % de probabilidades de curarse.
La Fundación AVON y Voices! presentaron la Encuesta Nacional de Opinión Pública sobre Conocimiento de Cáncer de Mama, y hay un resultado que el Estado debería poner manos a la obra para cambiar: casi cuatro millones de argentinas aseguran que no saben nada sobre esta enfermedad ni en qué consiste ni cómo se detecta. La información cambia drásticamente entre las mujeres urbanas (93% de las porteñas la conoce bien) y las del interior (71% la conoce). También el nivel socioeconómico (el 98% se las mujeres de sectores medios y altos se considera informada contra el 65% de las de estratos más bajos).
“Las comunidades más informadas viven más –sentenció Antonio Lorusso, presidente de LALCEC–. Quien tiene cáncer y vive en Estados Unidos, va a vivir más que el que tiene cáncer y vive en Argentina. Y quien tiene cáncer y vive en la ciudad de Buenos Aires va a vivir más que en el que está enfermo y vive en el Norte”. Lorusso habló también de la importancia del autoexamen mamario: “Claro que está la mamografía, pero hay mujeres que no tienen acceso a un mamógrafo, y otras ni siquiera a un doctor”. Una de cada diez argentinas nunca fue a un ginecólogo.
“Para que los controles de salud sean efectivos tienen que ser fáciles, y en muchos lugares de la Argentina no lo son. Si una mujer tiene que viajar mucho, si tiene que sacarse un turno y se lo dan para varios meses después, si debe pagarlo y es caro, no se lo va a hacer”, aseguró Ignacio Mc Lean, director del Centro Mamario del Hospital Austral.
La desinformación es mucha. Según la encuesta, el 21% de quienes respondieron desconocen que pueden tener cáncer de mama aún si no hay ningún antecedente en la familia. El 55% no sabe que el sobrepeso y la obesidad son factores de riesgo, como el sedentarismo. Y el 43% no sabe que las posibilidades de tener este cáncer aumentan con la edad. “El mayor factor de riesgo es cumplir años, que quede claro”, dijo Lorusso.
Florentino Sanguinetti, también de LALCEC, hizo hincapié en la importancia del factor social: “El conocimiento es fundamental al desarrollo humano. Sabemos de mujeres que van a hacerse la mamografía en secreto, otras a las que los maridos no las dejan ir, y las que van como pueden, algunas hasta en un burro. Hay que desterrar mitos: como que si no me duele nada no tengo cáncer cuando justamente el cáncer no duele”.
Pero la realidad es que 4 de cada 10 argentinas mayores de 40 años (más de 3.200.000) no tiene el hábito de hacerse la mamografía anual (trepa al 64% entre las más pobres y al 63% entre las que viven en el interior). ¿Por qué? El 26% argumenta que no tiene el hábito, el 20% asegura que el médico no se lo indicó y el 16% cree que no necesita el estudio. “No hay que relacionar esta enfermedad con la muerte porque más del 90% de los casos son curables detectados a tiempo, pero falta educación para la salud”, opinó Karina Pesce, de la Sociedad Argentina de Mastología.
“Tenemos la incidencia de un país del primer mundo y la mortalidad de uno de tercer mundo –resumió Alberto Mobrici, coordinador del Programa Nacional de Cáncer de Mama del Instituto Nacional del Cáncer (INC)–. Y sí, es un problema social. A las mujeres con cobertura de salud privada se les hace el diagnóstico en el estadio 1 o 2, mientras que las que dependen del sistema público se les da el diagnóstico en estadios 3 y 4”. Para revertir la inequidad, Mobrici detalló que trabajan con promotores comunitarios y becan especialistas para que vayan a zonas donde no los hay para generar una red de seguimiento. Todavía falta, mucho.