Sabado
23 de Noviembre de 2024
29 de julio de 2016
Isabel, la jubilada de 80 años que fue engañada con el secuestro virtual de su hijo, remarcó que pagó los 50 mil dólares de rescate porque con su marido, un conocido dueño de pinturerías de la zona oeste del Conurbano, porque quedaron "paralizados y con mucho miedo" al escuchar a un joven llorando en el teléfono.
La jubilada engañada junto a su marido con un secuestro virtual por el que pagaron 50 mil dólares en la localidad bonaerense de Castelar aseguró que nunca dudaron que su hijo era el que estaba secuestrado y que, tras la llamada, quedaron "paralizados y con mucho miedo", por lo que no pudieron evitar la estafa.
"Todo el mundo dice pero cómo le diste (datos), pero hay que estar en la situación, nosotros somos muy grandes. Hicimos lo que nos fueron indicando por teléfono, no pensamos nada. Tenemos los dos 80 años, nuestro hijo estaba sufriendo, punto", dijo Isabel a la prensa.
Isabel y su marido Juan José Pisano, dueño de la cadena de pinturerías Pisano, ambos de 80 años, fueron engañados por delincuentes que les hicieron creer que tenían secuestrado a su hijo, pagaron 50.000 dólares y estaban por retirar más dinero de un banco hasta que una empleada de la entidad, de la localidad bonaerense de Castelar, sospechó que algo ocurría y avisó a sus familiares.
"Se hicieron pasar por mí"
Francisco explicó lo que les sucedió a sus padres. "Reciben un llamado a las seis de la mañana, alguien se hacía pasar por mí llorando, hablando raro, ellos pensaron que era yo".
Francisco dijo que los falsos secuestradores tuvieron a sus padres al teléfono durante un rato largo, casi cuatro horas, hasta que abrieran los bancos o tuvieran alguna opción para sacar algo de plata, y que siempre les ordenaban que dejaran descolgado el teléfono de la casa y lo mantenían hablando por otra línea de manera de asegurarse de bloquear los teléfonos y que los Pisano no pudieron comunicarse con nadie más.
"Le pidieron una barbaridad de plata que nosotros no manejamos", aseguró Francisco en referencia al monto de dinero que la banda demandaba inicialmente, aunque finalmente los hicieron salir a la calle a recorrer bancos para sacar sus ahorros.
"No pudieron tener el espacio y la reacción para poder parar el tema. Fueron a otro banco, sacaron plata, le dieron esa plata y querían más. Ya la tercera vez que intentan entrar al banco, ahí la gente del banco se dio cuenta, intuyó algo", recordó Francisco, en referencia a una gerente del banco que lo llamó por teléfono.