Viernes 22 de Noviembre de 2024

DEPORTES

5 de junio de 2016

Después de 12 años, ¡ascendió Talleres!

El equipo de Frank Kudelka perdía y jugaba con un hombre menos, pero GOnzalo Klusener y Pablo Guiñazú revirtieron el marcador. La T vuelve a Primera tras 12 años.

Con un golazo de Guiñazú le ganó a All Boys y subió a Primera.

A falta de ocho minutos perdía 1-0 con All Boys por un gol de German Lessman. La ilusión del ascenso parecía que se demoraba por una semana más, porque además jugaba con uno menos por la expulsión de Rodrigo Burgos. Pero el ímpetu de Tallerespor ascender es más fuerte que todo. El equipo cordobés se recuperó y a dos minutos del final Gonzalo Klusener marcó el empate. Pero todavía no le alcanzaba para conseguir el añorado ascenso. Fue el Cholo Pablo Guiñazú el que marcó el 2-1 que devolvió a Talleres a la máxima categoría después de 12 años.

Talleres perdió la Promoción con Argentinos en 2004 y desde entonces ya no pudo volver a la máxima categoría. Incluso tuvo un par de campañas muy malas en la B Nacional que lo mandaron al torneo Argentino A.

Fue el mejor, merecía el premio. Los números son la mejor carta de presentación de una conquista, pero la consagración de Talleres tuvo fútbol, goles y un desenlace épico en Floresta, con la victoria 2-1, sobre All Boys. Fueron 4.354 días de deambular su grandeza entre la primera B Nacional y el Torneo Argentino A; casi 12 años -el dato exacto se ajusta a 11 años, 11 meses y un día- para gritar lo que el hincha jamás dejó de sentir: su pertenencia a la primera categoría. El derrotero por el ascenso lo marcó, por eso el desahogo que sepultó a la eterna vigilia, esa que empezó el lunes pasado, cuando los cordobeses no pudieron desatar el festejo, porque Chacarita, un rival impensado meses atrás, no se bajaba de la pelea.

Los números dominan el mundo y Talleres los manejó como nadie: 14 victorias y 5 empates en 19 partidos; único equipo invicto; el más goleador del certamen, con 30 festejos y el menos vencido, con apenas 19 tantos en su valla. Pero el ascenso empezó antes, mucho antes que en 2016. La contratación de Frank Kudelka para ordenar el vestuario y delinear un estilo resultó determinante: Talleres acumula 53 juegos sin conocer la derrota bajo la órbita del entrenador, el mismo que lo despabiló cuando volvió a caer en el pozo, después de aquel efímero paso por la B Nacional, en 2014. Llegó el resurgimiento, el triunfo sobre Sol de América, para dar el paso inicial de una carrera alucinante, esa que lo lanzó del Torneo Argentino A a la primera B Nacional y de ahí, a Primera.

Aquella Promoción frente a Argentinos, en 2004, fue la síntesis de que Talleres hacía mal los deberes, se intentaba de disfrazar la realidad, se elegía mal. Porque los dirigentes descontaban la continuidad en la elite y planificaban la futura campaña con nombres de jerarquía, a partir de los ingresos de la televisión. El espejo le devolvía otra imagen: el club se estaba yendo a la quiebra, los futbolistas diseñaban otros destinos, muy lejos del barrio Jardín, y el técnico resolvía que era mejor resguardar a sus mejores piezas para la Promoción antes que jugarse la última carta frente a Quilmes, que le podía deparar un premio grandioso: zafar de tener que revalidar la categoría y clasificarse a las copas internacionales.

El final de aquella historia es conocida: derrota, descenso y un desenlace caótico, con violencia interna, con un nuevo capítulo entre las facciones internas -Las Violetas y La Fiel- de la barra brava. Fue el hundimiento: los gerenciamientos sin éxitos, la coadministración entre socios, ex dirigentes y un juez.

Pero entre tantos tropiezos y desilusiones, asomó el renacimiento. Y llegó después de una nueva frustración, al ser eliminado por Gimnasia y Esgrima, de Mendoza, en el Argentino A. Ahí empezó la nueva historia, el capítulo que se convirtió en un festejo en continuado. Entonces ya nadie objeta ni observa de reojo a Mauricio Caranta, un apellido identificado con Instituto; siente que Carlos Quintana es un Mariscal en el fondo; la experiencia de Luis Jerez Silva y de Pablo Guiñazú -el hombre del gol agónico, en el cuarto minuto de adicional en Floresta- son determinantes para manejar los tiempos en una categoría en la que no es difícil intentar jugar, pero sí es complejo sostener el ritmo arrollador entre tanto viaje, desgaste, alguna pierna dura. Tuvo gol, y mucho, en Klusener, Ramis y Strahman y desequilibrio en Nazareno Solís, un nombre que tomó trascendencia con su inclusión en la primera lista de convocados por el Tata Martino para los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro.

Volvió Talleres a primera, volvió un grande del interior a ser parte de la elite.

COMPARTIR: