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SALUD
17 de enero de 2016
El té blanco, casi desconocido hasta ahora, es lo último y más novedoso en el mundo del té. El té blanco se produce en China, en las altas montañas.
El té blanco, originario de las altas montañas de la provincia china de Fujian, es en realidad un té verde del cual sólo se recogen los brotes, antes de que se abran, que surgen al principio de la primavera. El color de este té es verde pálido con un finísimo vello blanco (de ahí su nombre) Es en ese momento cuando toda la energía y todos los nutrientes de la planta se concentran en los brotes.
Su recolección es un verdadero trabajo de “chinos” ya que se necesitan miles de brotes, recogidos a mano, para obtener una pequeña cantidad de té blanco. Luego se dejan secar al aire libre, sobre paños de seda, a fin de que se evapore el agua y se mantengan, en cambio, todas sus propiedades.
Es una bebida que se puede tomar cada día ya que además de un sabor agradable tiene un sinfín de beneficios para nuestro organismo.
La elaboración del té blanco ha sido uno de los secretos mejor guardados durante siglos ya que era de uso exclusivo para el emperador y sus allegados. La gente del pueblo llano no debía poder beneficiarse de este té blanco que se decía que contribuía a la inmortalidad. La pena por probarlo era la muerte.
El Té Blanco, al igual que el Té rojo Pu erh y la mayoría de los tes, se suele conseguir en herbolarios, comercios de alimentos naturales o aquellos especializados en su venta. (Es posible que en algunos países aún no se encuentre)