En febrero de 2006, el Papa Benedicto XVI nombró a Oscar Sarlinga como obispo de Zarate Campana, una diócesis con más de 950.000 habitantes que abarca además los distritos de Pilar, Escobar, Exaltación de la Cruz, San Antonio de Areco y Baradero.

Dede entonces, inició una tarea pastoral de 9 años que estuvo signada por escándalos económicos y supuestos maltratos a sacerdotes y laicos.

Hombre cercano a Esteban Caselli y a Tarcisio Bertone, ex Secretario de Estado del Vaticano, además, fue denunciado en reiteradas oportunidades por feligreses de San Antonio de Areco, por estar conviviendo con una mujer que sería su esposa y la hija de ambos.

Así, la carrera de quien en su momento fue uno de los obispos más jóvenes de la Argentina, comenzó a tambalear cuando las denuncias en su contra comenzaron a hacer eco en la Nunciatura en Buenos Aires.

En este marco, y como respuesta a presuntas presiones recibidas desde el Vaticano, el domingo en una misa celebrada como culminación de la peregrinación diocesana a la Basílica de Luján; Sarlinga, quien presidió la ceremonia, anunció que su alejamiento de la comunidad diocesana.

“Juntamente con las instancias de la Santa Sede hemos elegido éste día, (…) para decirles, con todo cariño, con toda paz, que es la última misa que celebro con la comunidad diocesana”, dijo el obispo, según informó el diario La Voz de Zárate. Asimismo, aclaró que “ya hace varios meses que, juntamente con la puesta en disponibilidad de mi misión como obispo de Zárate – Campana, (…) he pedido al Papa Francisco un tiempo especial para hacer un tiempo de oración”.

Si bien el obispo afirmó en esta instancia su cercanía con el Papa Francisco, allegados a Sarlinga desconfían de ello, y recuerdan que a las pocas semanas de haber salido electo, él viajó al Vaticano para saludarlo, pero testigos presenciales, dicen que al verlo en la fila, Francisco le indicó secamente y con gesto adusto que siguiera de largo y no se detuviera a conversar con él.

Estas tensiones quedaron demostradas en enero de 2014, cuando el Monsenior tuvo que recibir la visita del cardenal Mario Poli -sucesor de Bergoglio en Buenos Aires- a quien le habían solicitado desde el Vaticano estudiar con especial atención la situación que se vivía en la diócesis.

No obstante, durante la úiltima misa brindada este domingo, el obispo insistió en destacar su cercanía con el Sumo Pontífice.

“Tengo que decir con toda justicia y de comunión que en el diálogo sucesivo con el Santo Padre Francisco, me ha expresado su comprensión y ha acogido mi petición. Petición que será hecha efectiva en los próximos días. Quiero este tiempo especialmente de preparación al año de la misericordia antes de asumir otra misión eclesial”, manifestó.

Según fuentes eclesiásticas, quedaría Sarlinga como administrador apostólico hasta que el Vaticano formalice el nombre del sucesor, que ya se encontraría definido y por participar en la próxima asamblea plenaria de obispos que tendrá lugar en Pilar del 9 al 13 de noviembre. Una vez que asuma el nuevo obispo, Sarlinga podría trasladarse al exterior para seguir desempeñándose como sacerdote en algún lugar donde su figura no sea conocida.

“Destacó la comunión con el Papa y la que me ha manifestado él, juntamente con la nunciatura apostólica, la ponderación con la que se ha elegido a mi sucesor, que conocerán pronto”, dijo al respecto el obispo. (InfoGEI) Ga