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NACIONALES
5 de septiembre de 2015
Horror en casa de Las Dalias: un hombre mantuvo cautivos a su esposa y su hijo por dos años,Las víctimas padecen severos trastornos psiquiátricos, vivían encerradas en una especie de calabozo clandestino presentaban un severo estado de abandono.
"Usted dijo perpetua". En el barrio Las Dalias, los múltiples actores judiciales, municipales y policiales no dejaban de recordar ayer la escena de la película "El secreto de sus ojos". La frase, expresada por uno de los personajes en el escalofriante momento en que es descubierta la celda clandestina que había montado en su casa para encerrar al violador y asesino de su mujer, rebotó en los oídos de todos, aunque ninguno quiso pronunciar una palabra: acababan de constatar que la realidad siempre puede superar a la ficción al detener a un hombre que desde hacía dos años mantenía cautivos a su hijo y a su esposa, en el interior de un calabozo que presentaba las más precarias condiciones.
Por supuesto que el caso que investiga el fiscal Alejandro Pellegrinelli en nada se vincula con la búsqueda de justicia por mano propia ante la desidia del Estado, o la necesidad de recomponer un pasado de desencuentros. Esta situación conmociona a la ciudadanía por el grado de locura y terror que Edgardo Oviedo, de 66 años, impartía entre los miembros de su familia.
Oviedo fue detenido en horas de la tarde de ayer, y la reconstrucción de los hechos indica que su captura se produjo luego de que dos de sus hijos lo denunciaran el jueves en la Comisaría Mujer. Según aseguraron las fuentes consultadas, el hombre fue acusado por mantener a su hijo de 32 años y a su esposa, ambos con graves retrasos madurativos y problemas psiquiátricos, encerrados en el interior de una especie de jaula montada el sector trasero de su casa sita en Los Naranjos 4045.
No bien fue recibida la denuncia, efectivos de la Delegación Departamental de Investigaciones (DDI) comenzaron a investigar y consiguieron pruebas suficientes para que el fiscal Pellegrinelli pidiera una orden de allanamiento a la propiedad. El juez de Garantías, Saúl Errandonea, hizo lugar a la solicitud y cerca de las 15 se inició el operativo.
"Uno lo lee en el papel y no puede creer que luego lo confirme en la realidad", dijo anoche Pellegrinelli, después de confirmar la existencia del escenario denunciado. Es que al momento de ingresar a la casa, los uniformados descubrieron que en su interior había un calabozo clandestino, con piso de tierra, colchones viejos, basura y escombros.
"Entrar ahí fue como la escena de 'El secreto de sus ojos'. Una verdadera locura", dijo uno de los investigadores. En el interior de esa celda, Oviedo encerraba a su hijo Gerardo Antonio y por las noches también a su esposa. Sus otros hijos, que viven en la misma cuadra con sus respectivas familias, conocían la macabra situación pero no se animaban a denunciarla.
Lógicamente, así relatado pareciera inverosímil que los demás integrantes de la familia no acusaran al hombre, un ex delegado de la Uocra en la década del '70, de acuerdo a la descripción que ellos mismos terminaron por hacer ante los uniformados. Según manifestaron, el jueves por la mañana Oviedo llegó a amenazar a sus nietos y ese incidente llevó a que dos de sus hijos tomaran valor y decidieran denunciarlo, desprendiéndose de los miedos que les producían las conductas amenazantes y opresivas del jefe del clan.
Una de las nueras del detenido aseguró que "él era violento: todo lo que le decías lo tomaba como agresión y te amenazaba". "Ha venido con un hacha o una maza cuando le pedíamos que los bañara porque no los podía tener así (a su esposa y su hijo discapacitado)", contó la mujer en referencia a la situación en la que vivían sus parientes.
Según describieron los testigos que ingresaron a la vivienda allanada, el calabozo en el que eran encerrados el hijo y la mujer de Oviedo, en medio de suciedad y completo abandono, estaba en el fondo. Pero eso no es todo: había sido confeccionado con una reja que daba al exterior y un candado que mantenía la puerta cerrada.
Rodeada de árboles, la diminuta habitación tenía una ventana sin vidrios, por donde las víctimas recibían tazas con mate cocido. Para que hicieran sus necesidades, había un sector con piedras y tierra, como el que suele destinarse a las mascotas.
Terror
"Parece una historia de terror", agregó otro de los informantes consultados por LA CAPITAL. Es que los demás hijos de Oviedo no estaban encerrados en esa casa pero igualmente vivían bajo sus tormentos.
La propia nuera del detenido añadió en su relato que "él había hecho que Gerardo fuera adicto a la nafta, que aspiraba y se quedaba tranquilo". "Por eso lo tenía encerrado. Decía que era para que no se escapara, porque cuando se le acababan los bidones de nafta salía a la calle a reventar tanques de autos", indicó.
Sus dichos, por conmocionantes que parezcan, no son los únicos. Otro de los investigadores señaló que en la propiedad -también en estado de abandono- se encontraron una Bandera Argentina destrozada y restos de alimentos para perros que posiblemente fueran ingeridos por las víctimas.
Como en la denuncia los hijos de Oviedo habían expresado que su hermano Gerardo era autista, se ordenó que del allanamiento participara también una psicóloga del área municipal de Asistencia a la Víctima, a cargo de Gastón Herrera. Al llegar al lugar, tanto la especialista como el funcionario socorrieron al damnificado, quien demostraba no tener dimensión de lo que ocurría.
Según pudo saber este medio, Gerardo Oviedo, al igual que su madre, no padecería autismo ni habría sido sometido a ningún abuso de tipo sexual. Los análisis preliminares parecen indicar que ambos tienen problemas psiquiátricos o un severo retraso madurativo, en el caso del hombre (quien prácticamente no sabe hablar).
Tras ser rescatadas, ambas víctimas fueron examinadas por médicos a bordo de una ambulancia, y luego conducidas al Hospital Interzonal General de Agudos (HIGA). En dicho establecimiento se constató que, en principio, no sufrirían lesiones físicas, aunque si un verdadero estado de abandono.
"El hijo tenía la barba y las uñas largas y sucias. Fue totalmente abandonado en los últimos años", dijo otro testigo que consultó este matutino. Asimismo, trascendió que tanto de la mujer como del hombre se harán cargo los propios denunciantes.
La situación de Oviedo
Cuando observó el movimiento que se había generado en la puerta de su casa, Oviedo intentó sacar a su hijo de la celda, lo que produjo gritos e hizo que los vecinos llamaran al 911.
Personal del CPC llegó al lugar momentos antes de que lo hiciera la DDI, y resolvió conducir a Gerardo Oviedo hacia un patrullero. Instantes después, arribaron el fiscal Pellegrinelli y los demás operadores mencionados.
En un principio, el acusado se mostró calmo y dijo desconocer la situación. Luego, en cuestión de pocos minutos, comenzó a gritar y al cierre de esta edición, los investigadores aún no habían logrado establecer si el detenido es consciente de sus actos o también padece algún trastorno psiquiátrico.
Hasta las 20, Oviedo permaneció en la sede de la DDI y fue examinado por un grupo de médicos. Una hora después, lo trasladaron a la Unidad Penitenciaria Nº 44 de Batán, donde deberá aguardar por el desarrollo del proceso judicial que comenzó en su contra.
El fiscal Pellegrinelli inició una causa caratulada como "reducción a la servidumbre", delito que prevé penas que alcanzarían los 15 años de prisión. Con los agravantes, y al igual que en "El secreto de sus ojos", podría ser perpetua...