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INTERNACIONALES
18 de agosto de 2015
Imágenes de cámaras de seguridad muestran a "algunos sospechosos" del atentado en Bangkok que mató al menos a 20 personas el lunes e hirió al menos a 140 personas, indicó el martes el primer ministro, que prometió encontrar a los responsables por lo que describió como el peor ataque que sufre el país en su historia.
El ministro de Defensa, mientras tanto, dijo que las autoridades no habían tenido información previa sobre el atentado, que se produjo a hora punta en un popular santuario ubicado en una bulliciosa intersección. La explosión de la bomba casera desgarró miembros humanos, salpicó sangre, rompió ventanas y calcinó motocicletas hasta dejar sólo el metal.
"Éste es el peor incidente que ha ocurrido jamás en Tailandia", dijo el primer ministro, Prayuth Chan-ocha. "Ha habido bombas pequeñas o sólo ruido, pero esta vez fueron a por vidas inocentes. Quieren destruir nuestra economía, nuestro turismo".
La explosión se produjo en torno a las 7 de la tarde en una zona acomodada llena de turistas, oficinistas y gente de compras.
"Hoy hemos visto las imágenes del circuito cerrado, vimos a algunos sospechosos pero no estaba claro", añadió Prayuth. "Primero tenemos que encontrarlos".
El atentado, que nadie reivindicó en un primer momento, pretendía destruir la economía del país atacando una importante zona turística, afirmó el ministro de Defensa, Prawit Wongsuwan.
"Está muy claro quiénes son los atacantes, pero ahora mismo no puedo revelar más", dijo Prawit cuando se dirigía el martes a una reunión del gabinete. "No hemos descartado el terrorismo".
El ministro admitió que el ataque tomó por sorpresa a las autoridades.
"No sabíamos sobre esto con antelación. No teníamos información de inteligencia sobre este atentado", dijo.
Prayuth prometió "apresurarse y encontrar a los atacantes", aunque señaló que podría haber un único autor. En su comparecencia ante la prensa continuó con lo que ha sido una espinosa relación con los medios desde que el exgeneral tomó el control del gobierno en mayo de 2014 en un golpe de estado.
Cuando se le preguntó si había pistas sobre la identidad de los sospechosos, Prayuth se mostró enojado. "Seguimos investigando. La bomba acaba de explotar, ¿por qué preguntan ahora? ¿Comprenden la palabra investigación? No es como si hubieran reclamado la autoría", dijo.
Equipos investigadores analizaban los daños el martes por la mañana, con policía y soldados vigilando la zona aún salpicada de cristales rotos y otros escombros. La intersección, normalmente bulliciosa, quedó cerrada al tránsito y extrañamente vacía, salvo por los curiosos que tomaban fotos desde las barreras policiales. En el barrio se colocaron barricadas ante hoteles de cinco estrellas y el personal de seguridad detenía los vehículos para revisar os maleteros antes de dejarles continuar.
Al menos 20 personas murieron y 140 resultaron heridas, según las cifras confirmadas por el centro de emergencias de Narinthorn. China informó de la muerte de tres ciudadanos y Somyot dijo que entre los muertos también había un filipino.
Como ataque individual no tiene parangón en la historia reciente de Tailandia, aunque el país no es ajeno a la violencia. Una insurgencia de más de una década de separatistas musulmanes en el sur ha dejado más de 5.000 muertos. En la capital Bangkok los disturbios por motivos políticos en esta misma intersección en 2010 dejaron más de 90 muertos en dos meses.
La policía dijo que la bomba fue confeccionada con un tubo envuelto en tela, de 3 kilos (más de 6 libras) de peso.
El explosivo estalló en el santuario Erawan, dedicado al dios hindú Brahma, pero es extremadamente popular entre los budistas tailandeses y los turistas chinos. Aunque Tailandia es predominantemente budista, tiene enorme influencia hindú en sus prácticas religiosas y su lenguaje.
Turistas se congregan allí para orar a todas horas, encender incienso y ofrendar flores que compran en puestos instalados en la acera. El lugar es un foco de actividad permanente y los feligreses a veces se ven flanqueados por danzarines tailandeses contratados por quienes buscan la buena suerte, mientras grupos de turistas van y vienen.
La capital tailandesa ha estado relativamente tranquila desde que un golpe militar destituyó a un gobierno civil en mayo del año pasado después de varios meses de protestas políticas, a veces violentas, contra el gobierno anterior. Pero han renacido las tensiones en los últimos años después que la junta militar gobernante dejó en claro que podría no convocar a elecciones hasta el 2017 y que desea una constitución que permita algún tipo de gobierno de emergencia para tomar el lugar de un gobierno electo.