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INTERNACIONALES
5 de julio de 2015
Escrutado cerca del 25 por ciento de los votos, el rechazo a la propuesta hecha por la Unión Europa en el marco de la dura negociación que el primer ministro Tsipras lleva adelante gana 60, 54 a 39,46 del Sí.
Con el "No" como gran ganador del referendum griego, el primer ministro Alexis Tsipras ya negocia con Europa un nuevo plan de rescate que le permita, por lo menos, abrir los bancos y asegurar algo de liquidez al país. Desde el lunes pasado, las entidades no atienden al público y un corralito sólo permite extraer de los cajeros 60 euros por persona para una semana. La bolsa de Atenas tampoco funciona.
Atenas comienza a trazar las bases de sus nuevas propuestas tras el referéndum de Grecia. El Gobierno griego ha anunciado a través de un portavoz que el Banco de Grecia -el banco central- pedirá una ampliación del límite de la línea de asistencia de liquidez de emergencia (ELA, por sus siglas en inglés) del Banco Central Europeo. Esta línea es la que permite tener liquidez a la banca privada griega.
Un contundente triunfo del "No" al ajuste (61,5% contra el 38,5% a favor del "Sí") fue celebrado en las calles pero el desafío es aún mayor ahora: convencer a Europa de una nueva asistencia financiera con menos exigencias ya que el pueblo griego no quiere más desempleo, rebaja de sueldos en la administración pública y una economía paralizada.
Los socios del Eurogrupo serán muy reacios a aumentar su compromiso, aunque el Gobierno de Syriza prometa cumplir. Cuestión de confianza: imprescindible para nuevos desembolsos. El Fondo Monetario Internacional (FMI) anunció que se necesitarán 50.000 millones de euros hasta 2018, 36.000 de dinero nuevo europeo (sin contar con los alivios a la deuda que propone, otros 53.100 millones).
El gran desafío es ahora reabrir mañana los bancos, cerrados desde el lunes. Según la presidenta de la asociación bancaria, hay efectivo hasta mañana. Y sin bancos, no hay economía ni sistema financiero que aguante.
Dos reuniones marcarán este lunes el futuro de Grecia en Europa: la cena entre la canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, François Hollande, y unas horas antes la reunión del consejo de gobierno del Banco Central Europeo (BCE). El riesgo de colapso de los bancos griegos deja el país en manos de Mario Draghi: si el BCE no eleva los fondos de emergencia, el sistema financiero puede declararse en bancarrota y llevar la crisis a un escenario catastrófico.
Ademas de la deuda externa (equivalente al 177% del PBI), la fuga de depósitos por más de 9.000 millones de euros desde febrero es el otro gran problema sin solución por ahora. La confianza es clave para que con un simple click de computadora, un griego no transfiera sus ahorros a una sucursal de cualquier otro país europeo más confiable.
Es fundamental tener en cuenta que Grecia debe pagar el próximo 20 de julio 3.500 millones de euros al Banco Central Europeo (BCE), algo que dadas las circunstancias actuales parece poco probable que pueda ocurrir, como ocurrió el 30 de junio con los 1.500 millones de euros que debía pagar al FMI.
"El pueblo griego está enviando un poderoso mensaje de dignidad y determinación", añadió el primer ministro heleno, quien reiteró que votando "no" Grecia quiere "un futuro mejor y permanecer en Europa", pero en "una Europa de iguales".
La propuesta sobre la que están llamados a decidir unos 10 millones de griegos, convocada por Tsipras como acto de resistencia que pretende abrir una grieta en la doctrina neoliberal hegemónica en la Unión Europea (UE), se refiere a la extensión de un plan de ayuda financiera que expiró el pasado martes.
Por esto, el referéndum se presenta más bien como un plebiscito sobre el propio Tsipras, asumido a fines de enero pasado con la promesa de poner fin a los ajustes, y su estrategia para sacar a Grecia de su espiral de crisis forzando a los líderes de la eurozona a aceptar una quita en la deuda griega y a imprimir un giro en las políticas de austeridad.
El primer ministro, quien vive en un barrio "popular" de Atenas, fue recibido en el colegio donde votó por un grupo de simpatizantes de su partido, la coalición de izquierda radical Syriza, quienes lo animaron cantando: "Nadie puede vivir con 400 euros al mes, los grandes 'no' pertenecen a la gente".
"Estamos votando por nuestra dignidad, hemos resistido en muchas ocasiones a lo largo de la historia y esta vez volveremos a decir 'no' porque queremos vivir en una Europa más solidaria", dijo Evangelia, una mujer de 75 años que votó poco después de Tsipras en el mismo colegio electoral, en declaraciones a Télam.
"Esta es una decisión muy difícil, mucha gente tiene miedo, está asustada porque no sabe qué pasará mañana, pero creo que no hay opción, si votamos 'si' seguiremos sometidos a las políticas de ajuste que nos llevaron a una crisis más profunda, por eso voté 'no', porque quiero que la Unión Europea respete a Grecia", apuntó, por su parte, Manuela, de 38 años.
En cambio, Dimitris Tzanas votó "sí", porque "lo que estamos decidiendo es si queremos ser parte de la Unión Europea o no".
"La pregunta del referéndum es muy vaga, pero en el fondo la cuestión es simple, se trata de si queremos formar parte del club europeo, con un acuerdo malo, pero dentro de Europa, o queremos salir de él y quedarnos ahí afuera, junto al resto de países del 'Tercer Mundo', argumentó Dimitris, un consultor de 55 años.
Luego de cinco meses de negociaciones con Tsipras, la intransigencia de los acreedores griegos de la Comisión Europea (CE), el Banco Central Europeo (BCE) y el FMI forzó a Grecia a incumplir un pago y caer en mora con el FMI la semana pasada y a tener que cerrar los bancos nacionales temporalmente para evitar su colpaso.
El gobierno, que se vio obligado a imponer un "corralito" a las extracciones bancarias para lidiar con un corrida, también perdió acceso a miles de millones de euros en préstamos de rescate luego de que expirara el anterior programa de asistencia financiera de las instituciones acreedoras europeas.
Con las negociaciones interrumpidas ante la falta de acuerdo, Tsipras convocó a los griegos a votar en referéndum la última propuesta que presentaron sus acreedores, que exige la suba del IVA y más recortes a las jubilaciones y que según el premier sería "humillante" para Grecia.
El primer ministro insinuó que un triunfo del "sí" no le dejaría mucha más opción que dimitir y convocar elecciones anticipadas, mientras que su ministro de Finanzas, Yanis Varufakis -el principal negociador griego ante los acreedores- fue más explícito y aseguró que renunciará si no gana el "no".
Al votar junto a su padre de 90 años, Giorgos, en un colegio del suburbio de Faliro, al sur de Atenas, Varufakis dijo que los "enormes fracasos" de la eurozona llevaron a sus líderes a exigir mayores ajustes sobre los que es necesario que opinen los griegos.
El ministro agregó que el referéndum "da esperanzas a Europa de que una moneda común y la democracia pueden coexistir".
Al votar en la ciudad de Pilos, en el Peloponeso, el líder del partido conservador Nueva Democracia (ND) y premier hasta enero pasado, Antonis Samaras, declaró que "hoy los griegos están decidiendo el destino de nuestro país. Si votamos 'sí' en Grecia votamos 'sí' a Europa".
También reiteró su llamado a votar por el "sí" la recientemente electa líder del partido socialista Pasok, Yenimata, luego de votar en un colegio en el centro de Atenas.
"Llegó la hora de la responsabilidad. Los griegos unidos votan a favor de la esperanza y la dignidad. Queremos un acuerdo sostenible. Resistimos a las fuerzas extremistas de Europa y decimos un fuerte 'sí' a Grecia y a Europa", señaló Yenimata.