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28 de septiembre de 2020

Abuso: funcionario de Corrientes les decía a sus víctimas que debía eyacular por orden médica

Desde la prepaga analiza demandar a Sussini por haber invocado los servicios de la empresa para justificar sus maniobras de perversión e instigación sexual

El ex senador y diputado provincial de Corrientes, Manuel Antonio Sussini, fue acusado de los delitos de “privación ilegítima de la libertad, abuso sexual gravemente ultrajante, abuso sexual con acceso carnal agravado por la convivencia de una menor de 18 años y coacción” y separado de su cargo de consejero del gobernador Gustavo Valdés.

Una serie de audios publicados este domingo por medios locales demuestran cómo el funcionario convencía a sus víctimas argumentando que una prepaga le cubría un tratamiento por servicio sexual a efectos de aliviar sus problemas de salud. En un acto de manipulación inverosímil, también involucraba a la gerenta de la obra social.

Sussini les pedía a sus “secretarias” que lo masturbaran para ayudarlo a sanar: “Me dijo que tenía problemas de salud y que tenía que hacerse un estudio que consistía en la muestra de su semen. Lo que yo tenía que hacer era ayudarlo a él, masturbándolo, porque con su enfermedad no podía, no se sentía cómodo y conmigo sí, porque tenía confianza. Me insistió varias veces ese día. Le dije que no y me asusté”, contó una víctima en uno de los audios difundidos por los medios correntinos.

En otro documento, se distingue una conversación grabada en secreto por una joven de 21 años con una secretaria privada y el acusado, actual presidente del Foro de Corredores de Integración Regional UPN Mercosur y vicepresidente de la Región del NEA UPM Mercosur.

La joven le pregunta si Alejandra “sabe lo de la prepaga”, él le responde que sí y los tres acceden a hablar en absoluta confianza. “Me habló de que ella le estaba haciendo la paja”, dijo la denunciante. “En realidad no es paja”, corrigió él enseguida. “Bueno, que le hacías acabar con la mano -concedió ella para no discutir la definición del acto-. Me pidió que yo haga la segunda etapa porque vos no podías. Le dije que no otra vez y que no me lo vuelva a preguntar porque ya me pidió cinco veces y las cinco veces le dije que no”.

Sussini argumentó que la prepaga tiene que definir quién le provee el servicio: “Yo voy a ir hoy a la tarde a la prepaga para preguntarle algunas cosas: si es verdad eso que hay que acostarse, que hay que hacerle el amor, que usted tiene que acabar, que ponen chicas para que se acueste con alguien que está enfermo”, le respondió la joven.

“La primera vez que yo me senté acá fue una semana después de venir, usted me contó lo que hacía ella”, continuó. En el relato queda entendido que quien realizaba el servicio sexual iba a tener que dejar de hacerlo por un compromiso de salud que le impedía realizar esfuerzos. “Cuando ella diga que no lo puede hacer más, se continúa con la chica que viene”, explicó Sussini.

“La primera vez que me contó eso me dijo que se tiene que acostar conmigo, que yo era de su confianza”, contó la joven antes de que él lo interrumpiera: “Vos o la que me manden. Vos tenés que cumplir con la prepaga. Después vas a ver y te voy a tapar la boca”.

En un momento del enfrentamiento verbal, él habló de “muestras”. En teoría, el dirigente les había dicho a sus empleadas que el resultado de las masturbaciones se enviaban todas las semanas a Buenos Aires. Las muestras iban a ser examinadas para evaluar su estado de salud. “Yo le pedí inocentemente desde el pueblito de mierda del que vengo un lugar para trabajar decentemente. Y me viene a decir ‘vos sos de mi confianza, te voy a pagar tanto’. Me nombró una cantidad de plata, estudios y le dije que no, que yo vine a trabajar decentemente. Mis papás me preguntaron qué hago. Les mentí: les dije que trabajo de secretaria arreglando papeles. Qué tal si le digo a mi papá: ¿Sabe qué? Trabajo en la parte de personal, Don Manuel no me dijo ‘mirá, es tema de salud, yo necesito esto, esto y esto’”.

Antes de retirarse y de decirle que no lo quería ver nunca más, la joven le avisó que iba a preguntarle a la gerenta de la obra social si le pagaban a una asistenta terapéutica para acostarse con un hombre adulto.

“No necesito la fortuna del mundo. Soy decente, tengo valores y mis papás me enseñaron que tengo que cuidar mi cuerpo”, dijo la denunciante y se fue. Lo último que hizo Sussini fue intentar mostrarle el documento de un hospital que supuestamente justificaba el tratamiento proporcionado por su obra social.

Dos hermanas adolescentes lo habían denunciado hace al menos una semana por abuso sexual: se presume que las jóvenes habían llegado de una localidad del interior de la provincia con la promesa de desarrollo profesional y que residían en una vivienda perteneciente al funcionario. La causa recayó en el Juzgado de Instrucción N°6, a cargo de Graciela Ferreyra, y en la fiscalía de Instrucción N°3, a cargo de Mónica Espíndola.

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