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NACIONALES
21 de septiembre de 2020
Los ministros de Educación de Nación y Ciudad, Nicolás Trotta y Soledad Acuña, establecieron ciertos lineamientos para que aquellos chicos que perdieron todo contacto con la escuela, desde la llegada de la pandemia, puedan volver a revincularse.
Tras un mes y medio de discusión por la vuelta a la presencialidad, el Gobierno Nacional y la ciudad de Buenos Aires llegaron a un principio de acuerdo para revincular a 6.500 chicos que durante toda la cuarentena hasta hoy no pudieron tener contacto de ningún tipo -por diversos motivos- con sus maestras.
Los ministros de Educación de Nación y Ciudad, Nicolás Trotta y Soledad Acuña, respectivamente, estuvieron reunidos durante dos horas para debatir la vuelta a las “aulas”. La intención es que el regreso no se de ni en las plazas ni en las calles, sino que los espacios destinados al reencuentro sean los mismos patios de las escuelas.
La propuesta original de Horacio Rodríguez Larreta, jefe de Gobierno porteño, contemplaba cuatro grupos prioritarios: los 6.500 chicos que la Ciudad identificó como aquellos que perdieron todo contacto con la escuela, los alumnos de primer grado que comienzan con su alfabetización, los estudiantes de quinto año que terminan su educación obligatoria en diciembre y los adultos que necesitan dar un examen presencial para terminar la carrera en un oficio.
Al día de hoy no se estableció una fecha exacta para la vuelta, ya que la funcionaria porteña deberá realizar los ajustes pertinentes y presentar nuevamente el protocolo a Trotta. Si bien Ciudad tenía intenciones de comenzar a partir del lunes próximo, la situación no lo permitió y deberán esperar a las nuevas modificaciones y a un total acuerdo de las partes.
El regreso a la presencialidad fue en su momento el principal contrapunto entre Nación y CABA. Sin embargo, luego de que el Presidente Alberto Fernández resolviera la quita a la Ciudad de fondos de coparticipación para destinarlos a la provincia, la cuestión educativa quedó relegada a un segundo plano.
En su momento, Nicolás Trotta, había rechazado la primera propuesta porteña, que pretendía abrir las escuelas como espacios digitales para que los chicos más vulnerables se conectaran desde allí. Por entonces, consideró que no estaban dadas las condiciones epidemiológicas ni pedagógicas.