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INTERNACIONALES
16 de junio de 2015
Según el diario El País, el animal llegó a Barcelona el viernes procedente de Estados Unidos. En la frontera tuvo que pasar los pertinentes controles para su entrada en la Unión Europea: la comprobación del microchip, que tenga una edad superior a tres meses y que esté vacunado de la rabia. "Es un tema necesario para garantizar la seguridad pública", según Guarga.
El animal tenía todos los papeles en regla pero los responsables de la frontera no pudieron verificar el microchip, una información que sirve para relacionar al animal con la cartilla sanitaria y asegurarse de que está correctamente vacunado.
"Probamos con todos los lectores que tenemos en el aeropuerto, también con los que verificamos la entidad de otros animales con microchip norteamericano, y con otros que aportaron los propietarios, pero no pudimos leer el microchip", dijo Guarga. Ante esta situación, y la imposibilidad de leer el microchip, si es que el animal lo tiene, las opciones pasan por devolver al animal a su lugar de origen o sacrificarlo.
Guarga explicó, sin embargo, que estudian con la Generalitat "la posibilidad de llevar al animal a un centro veterinario especializado, vacunarlo de la rabia y que esté en cuarentena, transcurrido este tiempo podría quedar en libertad y acceder a la Unión Europea con garantías de seguridad para las personas".
Más de 80 mil personas firmaron la petición que está en marcha en Change.org para que dejen salir del aeropuerto al perro, que permanece en las instalaciones desde el pasado viernes. Mercedes López, una persona cercana a los propietarios de Buddy, puso en marcha la iniciativa de juntar firmas el sábado.
La petición se dirige al departamento de Sanidad Animal del aeropuerto de El Prat de Llobregat y al Ministerio de Agricultura para que "tome medidas y solucione la situación en la que se encuentra el cachorro". El perro es de procedencia estadounidense y su propietaria, que es española, lo consiguió en este país.