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23 de Noviembre de 2024
8 de octubre de 2019
Infobae consultó especialistas médicos en nutrición y obesidad que advirtieron los riesgos de usar estos grupos vía la plataforma de mensajería virtual sin asesoramiento y seguimiento de profesionales de la salud. Además señalaron que parten de premisas que no cuentan con evidencia científica y rozan el intrusismo médico. Una tendencia que crece envuelta en el debate
No solo los más de 1,5 mil millones de usuarios que acumuló Whatsapp durante sus 10 años de vida avalan y ratifican que es mucho más que una mera plataforma de mensajería virtual. Allí también pasan cosas. Se la utiliza para organizar reuniones, realizar proyectos de trabajo, compartir fotos y palabras de aliento con familiares, amigos y colegas. Y entre sus más recientes usos, apareció la creación de grupos de Whatsapp para adelgazar, en los que se invita -especialmente a mujeres- a que reciban consejos y compartan fotos con sus platos de comida, como una manera de acceder a un control a la hora de tentarse con alimentos y estrategias de la alimentación poco saludables.
Algunos pocos grupos están organizados por nutricionistas. Pero otros, en cambio, sólo son coordinados por personas que se presentan como “coach” o como “coach de la salud” y no están supervisados por médicos, ni tampoco por nutricionistas. En general éstos últimos son los más visitados. ¿Cuáles son los riesgos concretos para la salud de que estos grupos no reciban una supervisión médica?
La mensajería instantánea más famosa del mundo ahora también alberga grupos que proponen planes de adelgazamiento sin el debido control médico. Alerta entre nutricionistas y especialistas en la materia por la falta de control. (Foto: Pixabay)
En diálogo con Infobae, diferentes especialistas en obesidad y nutrición expresaron que la plataforma de mensajería podría ayudar, sólo con supervisión médica y seguimiento personalizado e incluso con un aporte científico transdisciplinar. Sin el asesoramiento y el seguimiento de un profesional de la salud, el uso del grupo de Whatsapp para adelgazar es riesgoso.
El reconocido médico Alberto Cormillot, especializado en nutrición y obesidad y actualmente director de la Carrera de Nutrición de la Universidad Isalud fue claro: “los grupos de Whatsapp con coach para adelgazar son un curanderismo más. No tienen validez científica, como tampoco la tienen los pastores sanadores, los pai, el tarot, la predicción del futuro según el vuelo de las aves que se practicaba en la Antigua Grecia o la borra de café. Se trata de tratamientos basados en la superstición”. Además, Cormillot, que fue uno de los impulsores de los grupos presenciales de la Fundación Alco, dijo a Infobae “el tratamiento de la obesidad es una combinación de la atención médica, la atención nutricional, la actividad física y los grupos de apoyo de personas recuperadas que complementan, pero no sustituyen al profesional de la salud”.
Una conocida actriz, hija de un famoso conductor y que fue mamá recientemente encendió aún más la mecha de un tema que ya tomaba temperatura propia en las redes sociales y se amplificaba. La joven famosa reconoció públicamente: “Bajé mucho de peso, 43 kilos en total. Hice dieta toda mi vida, pero para los últimos doce kilos, que son con los que lidié toda la vida, me ayudó una nutricionista, además de unos grupos motivacionales vía WhatsApp". A la actriz el Whatsapp la habría ayudado a bajar los kilos de exceso. Pero ¿puede ser un camino efectivo y seguro para todos?
La médica especialista en nutrición Mónica Katz, presidente de la Sociedad Argentina de Nutrición (SAN) y autora del libro “El Método No dieta”, entre otros, consideró que los grupos de Whatsapp para adelgazar son un peligro para las personas con sobrepeso u obesidad si no están coordinados por un profesional de la salud. “Recibo pacientes que han estado en esos grupos como si fuera un tratamiento más. Son prácticas preocupantes porque usan a los grupos de Whatsapp sin que tengan evidencia científica de seguridad ni de eficacia. La persona que administra esos grupos sin ser médico o nutricionista no puede indicar un tratamiento”, expresó.
Además, la doctora Katz opinó que organizar un grupo de Whatsapp para adelgazar sin contar con un título de médico o de nutricionista implica pisar en un campo que ya está regulado por ley. “Es un intrusismo médico: los que coordinan grupos para adelgazar están tratando pacientes con obesidad sin tener el título habilitado como médico o como nutricionista. Las autoridades sanitarias deberían ocuparse del problema, más allá de que aún no estén reguladas las redes sociales o las plataformas como Whatsapp. La salud se cuida con matrícula”. En la Argentina, existen leyes que regulan tanto la profesión de los médicos como de los nutricionistas.
El 41,1% de los niños y adolescentes argentinos de entre cinco y 17 años tienen sobrepeso y obesidad, así surgió de la 4ta. Encuesta Nacional de Nutrición y Salud realizada por la Secretaría de Gobierno de Salud (Shutterstock)
Para Katz, una persona con sobrepeso u obesidad debería ir a la consulta médica para que le realice un chequeo de su salud y le indique un análisis de laboratorio.
Con los análisis de rutina del paciente sobre la mesa, el profesional puede llegar a diagnosticar hipertensión, diabetes, hipercolesterolemia, y otros problemas que no dan síntomas habitualmente. “El profesional de la salud puede chequear si hay antecedentes familiares o personas, y detectar factores de riesgo. En cambio en un grupo de Whatsapp sin control de un profesional, la persona pone foco en el peso. ¿Qué pasa si tiene una diabetes o una hipertensión y nadie lo detecta? ¿Y si sufre un ACV?”, cuestionó la doctora Katz.
Soluciones ¿mágicas? para la epidemia de obesidad
El 61,6% de los argentinos tiene exceso de peso, en una proporción de 36,2% de personas con sobrepeso y 25,4% con obesidad, según datos de la 4º Encuesta Nacional de Factores de Riesgo (ENFR) realizada por la Secretaría de Gobierno de Salud y el INDEC y que fue difundida este año. En un momento en que el sobrepeso y la obesidad son considerados una epidemia y en el que se suele estigmatizar a las personas afectadas, no es extraño que se recurra a cualquier propuesta de reducción de los kilos extra. Muchos buscan una salida rápida en dietas que se publicitan como mágicas para bajar de peso rápidamente, pero si considerar que generan un efecto rebote. Al poco tiempo, se gana incluso más kilos de los que se tenían antes de empezar con la dieta. Esas dietas pueden desalentar a la persona a tratar efectivamente la obesidad.
Desde la Sociedad Argentina de Nutrición, se ha advertido que la obesidad es un problema de salud complejo. Se puede desarrollar por factores genéticos, ambientales y de comportamiento. También intervienen otros factores de riesgo como la deuda de sueño, los disruptores hormonales, el desacople entre una exitosa campaña anti tabaco y la ausencia de una campaña pública anti obesidad, la temperatura constante de los ambientes, el uso de fármacos que generan ganancia de peso, una microbiota intestinal no adecuada, estrés, entre otros. Un patrón alimentario inadecuado es una de las causas. “Sin duda es imprescindible modificar el entorno para promover la actividad física y el juego como derechos, y transformar el sistema alimentario para promover la salud, detener la epidemia”, se resaltó en el documento de posición.
La obesidad podría reducir la esperanza de vida de las personas. Actualmente afecta a alrededor de un cuarto de la población en América Latina y el Caribe, según señaló un último informe FAO-OCDE (Shutterstock)
“La obesidad es un factor de riesgo de hipertensión, colesterol alto, insulino-resistencia, un problema que aumenta la grasa en diferentes órganos, y la diabetes”, explicó a Infobae el doctor Silvio Schraier, vicedirector de la carrera de médicos especialistas en nutrición de la Fundación Barceló. “Para el tratamiento de la obesidad, un grupo de Whatsapp sin la supervisión médica no es un camino efectivo. En cambio, la supervisión de un profesional sí puede contribuir a que los pacientes bajen su sobrepeso. Así como existen las viandas a domicilio supervisadas por nutricionistas o los grupos de pacientes que se reúnen semanalmente con supervisión, también hoy pueden existir los grupos de Whatsapp con profesionales, que colaboren con que la persona afectada por obesidad lleve un registro de sus comidas, adopte hábitos saludables en la alimentación, y realice actividad física”, comentó Schraier.
En la última guía para el tratamiento de la obesidad de la Argentina, elaborada por la Secretaría de Salud de la Nación, se aconseja que una persona con obesidad debería consultar al médico de atención primaria, quien evaluará si necesita derivar el caso a un equipo de profesionales. Ir despacio en el descenso de peso es mucho más efectivo que hacer una dieta extrema. “Una acción clave es identificar los beneficios que la reducción de peso puede traer para la salud: controlar enfermedades como la diabetes, la hipertensión, el cáncer, apneas del sueño, y los desórdenes cardiovasculares. También al bajar de peso, se camina mejor y se sufren menos dolores en las articulaciones. Se mejora notablemente la autoestima”, resaltó el doctor Schraier.
La idea es que cada persona siga un plan alimentario que se adapte a los gustos de la persona. Es importante que no se picoteen alimentos fuera de los horarios pautados de comida, y que se practique actividad física, especialmente aeróbica, como las caminatas rápidas de 5 kilómetros por hora, pero dependerá de la situación de cada paciente.
La guía de práctica clínica Nacional sobre diagnóstico y tratamiento de la obesidad en adultos de la Secretaría de Gobierno de Salud recomienda estas 8 estrategias para combatir hábitos poco saludables en la dieta cotidiana:
1- Limitar el consumo de alimentos de alta densidad calórica. En esa categoría, están las galletitas en general, los cereales para el desayuno, los productos de snacks y copetín, los chocolates, las golosinas en general, frutas secas, manteca, mayonesa, y condimentos grasos en general.
2- Reducir el tamaño de las porciones. Ayuda que se sirva la porción antes de ser servida en la mesa. Es mejor evitar llevar fuentes a la mesa.
3- Hacer consciente el acto de comer. Es mejor sentarse, comer despacio, masticar bien, y dejar los cubiertos entre bocado y bocado.
4- Aumentar el consumo de frutas y verduras. Se las puede incluir en todas las comidas.
5- Aumentar el consumo de agua pura y segura.
6- Evitar el uso de la sal para cocinar
7- Incorporar legumbres y granos integrales en cantidades moderadas.
8- Realizar 4 comidas al día.