Jueves
26 de Diciembre de 2024
CORRUPCION
6 de abril de 2019
El excontador de los Kirchner Víctor Manzanares aseguró ante la Justicia que Cristina Kirchner y su hijo, el diputado nacional Máximo Kirchner , eran quienes controlaban las empresas de su familia. Relativizó, en cambio, el rol de Florencia Kirchner , que era meramente simbólico como integrante de esas sociedades.
"Era una administración compartida entre madre e hijo", precisó Manzanares, que declaró ayer cuatro horas ante el juez federal Claudio Bonadio y brindó más detalles en la causa de los cuadernos de las coimas , en la que está como imputado colaborador. En este caso, la expresidenta está procesada con prisión preventiva firme como la jefa de una asociación ilícita.
El contador recordó un dato casi olvidado: que Néstor Kirchner tenía una cuenta en el Deutsche Bank de Nueva York, en la que tenía un millón de dólares. Dijo que esa cuenta estaba declarada ante la AFIP. Manzanares, quien desde que se convirtió en imputado protegido dejó la cárcel y está oculto y cuidado bajo custodia, en un programa especial del Gobierno, usó esta última declaración para defenderse de imputaciones que enfrenta en otras causas, como Hotesur y Los Sauces. Por eso, esta declaración fue enviada a los fiscales que intervienen en esos casos. El contador describió que los pagos de alquileres de Austral Construcciones a los Kirchner se hacían con 12 cheques entregados a Máximo Kirchner, una vez al año. Contó que cuando Néstor Kirchner vivía, él cerraba los negocios y su hijo solo firmaba los contratos como apoderado. Manzanares iba a la casa de Máximo todos los meses, retiraba los cheques endosados y los depositaba, y lo mismo ocurría con los plazos fijos que el hijo de la familia tenía en custodia. Hasta la muerte de su padre, Máximo tenía "un rol mínimo", pero a partir del fallecimiento "pasó a tener un rol protagónico", dijo Manzanares. Sostuvo que hasta 2015 su relación fue con Máximo, no con Cristina Kirchner. Pero cuando dejó la presidencia "empezó a tener un rol protagónico en sus negocios, lo cual para mí fue una carga importante", reveló el contador. "Descarto que Máximo y su madre siempre conversaran sobre temas familiares. Era una administración compartida entre madre e hijo. No fue así el caso de Florencia Kirchner, quien no tuvo participación hasta el año 2016", aseguró el contador. Aclaró que en su declaración anterior hubo "un error de transcripción", al explicar que no es correcto afirmar que todo el dinero de Daniel Muñoz -el entonces secretario de los Kirchner- enviado de Río Gallegos a Buenos Aires, hubiera sido entregado al banquero Sebastián Eskenazi. De todos modos, reiteró que "es verdad que Muñoz me dijo que había en algún lugar que desconozco una pileta con mucha plata, de la que Muñoz y Eskenazi tienen llave". Eskenazi, en un comunicado, afirmó que se trataba de una conspiración para perjudicarlo. Manzanares declaró ante el juez Claudio Bonadio, un secretario de la fiscalía de Carlos Stornelli y su abogado Roberto Herrera. Sostuvo que fue testaferro de Muñoz y que abrió a su nombre una cuenta en Miami, en el HSBC, donde depositó 2 millones de dólares. Además, dijo que en 2017 fue a Turcas y Caicos, donde la viuda de Muñoz, Carolina Pochetti, invirtió parte del dinero de su marido. En esta declaración no lo reiteró, pero en las anteriores había dicho que suponía o creía que parte del dinero que movía Muñoz, entre 150 millones y 200 millones de dólares, era propiedad de Néstor Kirchner. El contador de la exfamilia presidencial habló, también, de la declaración jurada de bienes que realizó para Kirchner y por la cual fue denunciado por enriquecimiento ilícito. Dijo que el peritaje que realizó el juez federal Norberto Oyarbide, quien cerró la causa, está "matemáticamente" bien hecho. "Lo que está mal es la naturaleza de que los actos económicos siempre eran con empresarios cercanos o vinculados a la obra pública y le faltaba documentación respaldatoria". Dijo que la pericia no debió concluir hasta tener documentación original, porque el juez solo vio "fotocopias simples, o copias sin firma alguna, y no tenía los contratos de locación ni las facturas". Por eso, la pericia era "laxa" o "liviana". El contador narró, además, una escena ocurrida en el aeropuerto de El Calafate, tras la muerte de Néstor Kirchner. Dijo que Muñoz le contó que le causaba repugnancia la avidez con la que querían sacarle las llaves de los lugares donde supuestamente había dinero de los Kirchner escondido. La gestión de las empresas de los Kirchner -Hotesur y Los Sauces- es parte de una investigación paralela que está elevada a juicio. La Justicia sospecha que ambas compañías eran usadas para lavar dinero de la corrupción y los empresarios que se beneficiaban con contratos terminaban haciéndoles pagos por servicios simulados. En estas causas, Florencia Kirchner aparece procesada porque es integrante del directorio de las empresas. Viajó a Cuba para tratarse de una dolencia, según informó su madre, pero la Justicia le reclama que venga a ponerse a disposición de los jueces.