Un mes de mayo de 2015 bastante doloroso y cruel para el deporte catamarqueño. Al fallecimiento de Víctor Manuel Acuña (“Mañuco”), exjugador y dirigente del vóleibol, acontecido el día seis, el jueves pasado partió de este mundo de los vivos una de las cotizadas figuras del fútbol, el siempre recordado Francisco Solano Rivero (“Panchito”), hombre ligado familiar y afectivamente al Club Atlético Policial, aun cuando no vistiera nunca los colores “xeneizes”. Ayer, sorpresivamente, víctima de un fulminante paro cardíaco, dejó de existir Juan Manuel Vega, uno de los históricos integrantes de la “máquina” de básquetbol del Club Atlético Olimpia. Tenía 81 años de edad y, al juzgar por su simpatía y permanente actitud de amistad y solidaridad para con sus amistades y excompañeros de equipos del medio, apuntaba a permanecer por mucho más tiempo entre nosotros. Pero uno propone y Dios dispone, como reza un viejo y sabio dicho popular.

Juan Manuel Vega, como quedó dicho, concretó una brillante campaña deportiva en filas de los “borravinos” de la calle Mota Botello al 200, donde acaparó varias estrellas de campeón a la par de una camada de figuras de la talla de José Victoriano (“Toro” o “Cholo”), Emilio Nieva (“Milo”), Reimundo Lobo (“Quililo”), Juan Carlos Sánchez (“Puyuyo”), Miguel Angel Tula (“Cotito”), Alejandro Lencina y Lorenzo Toledo, entre otros. Precisamente Toledo es hoy el único sobreviviente de ese plantel que dirigiera Lucas Melo Cabrera. Después, bajo la conducción de Francisco Carrizo (“Paco”) y Gandolfi Ortega (fue ayudante de campo de Jorge Hugo Canavesi en el Campeonato Argentino de 1970, desarrollado en nuestra ciudad) se fueron sumando otros calificados valores, como Ramón Roldán (“Monra”), José Sánchez (“Pepe”), Miguel Angel Andreatta (“Caticho”), Pedro Armando Carrizo (“Uto”), Marino Rojo y Omar Rafael Sánchez(“El Enano”), quienes se ocuparon de reafirmar los prestigios y los laureles cosechados por sus antecesores.

Vega vio la luz de este mundo terrenal, tres años antes del nacimiento de Olimpia, es decir el 18 de agosto de 1933, frente mismo al actual estadio, en el predio que hoy pertenece al médico Julio Guillermo Voget, fruto del matrimonio integrado por José Tomás Vega y Sabina Carrazana, mientras que el recordado José Victoriano “El Toro” Robledo, con sus hermanos y su madre Pastora, vivían al lado de Olimpia. Siempre que hablaba de aquellos quintetos que le dieron brillo y lustre a la entidad, destacaba que jugaban casi de memoria, ya que se conocían a la perfección  y tenían bien en claro defectos y virtudes. Dada la carencia de hombres de buena altura física, la base del juego estaba centrada en la velocidad, la precisión, la capacidad de improvisación, la habilidad y el goleo de media distancia.

Además de Olimpia, Juan Manuel Vega pasó por las filas de Transporte y del Red Star BBC, mientras que paseó su calidad y capacidad por varias provincias del país, integrando el seleccionado de la Federación de Básquetbol de Catamarca. En ese repaso general, se inscriben páginas inolvidables, como la que le tocó vivir en el mes de setiembre de 1953, cuando fue convocado para jugar frente a la Universidad de Yale de los Estados Unidos de América, en filas de la selección local que también conformaron Luis Mario “Kokin” Aragón, Alberto “Pino” Morales, José Victoriano Robledo, Nicolás “León” Fernández, Humberto Dal Bon, Taine Bollada, Angel Morales, Abdón Jalil Raiden, Emilio Nieva, Ernesto Suaya, Reynaldo “Rosatto” Lencina, Horacio Calderón, Leopoldo Gallo y Reimundo Lobo.

 Leo Romero