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GENTE
11 de junio de 2018
El caso generó conmoción en las redes sociales luego de que se viralizaran las fotos de cómo los padres de los alumnos, ante la falta de caminos para vehículos, trasladan con animales el mobiliario para una escuela rural en Catamarca.
Un verdadero ejemplo de sacrificio y perseverancia es el demostrado por un grupo de padres de la escuela Nº 474 de la localidad catamarqueña de El Tolar, quienes trasladaron el mobiliario para las aulas a lomo de burro.
La falta de caminos para la circulación de vehículos en los que se pueda transportar las cosas generó que los padres se las ingeniaran para montar el operativo en mulas y burros, con el único objetivo de que sus hijos puedan ir a clases en mejores condiciones. Las imágenes se viralizaron en las últimas horas y generaron la admiración de miles de personas por el esfuerzo y la colaboración por la tarea.
A la escuela de El Tolar asisten 33 alumnos que reciben clases en jornada completa de parte de cuatro docentes, quienes deben hacer hasta diez horas a caballo o caminando para arribar a la escuela. En el lugar no hay ningún tipo de comunicación y no es posible llegar en vehículo.
La directora de la escuela, Amelia Agüero, comentó que "los papás nos hicieron el favor de traer las cosas que nos han donado. Tenemos el proyecto de la sala de jardín, porque la escuela es chiquita y entonces le propusimos a los padres de hacerla entre todos y así fue. Estamos trabajando, vamos bien, con algo de material que nos dieron de Infraestructura escolar, el intendente y el trabajo de los papás".
Complicaciones
Sobre el lugar, la responsable de la escuela comentó que "es muy difícil llegar, pero es algo que hacemos para cumplir nuestra tarea. El Tolar es un paraíso, la gente es buena, todo lo que nos rodea es hermoso. La gente va a la escuela, se interesa, nos ayuda, colabora en todo lo que queremos hacer". Asimismo, detalló que los profesores hacen más de nueve horas a caballo o caminando entre el camino de ida y vuelta al establecimiento.
"Empezamos el recorrido a la madrugada para estar a las 6 en la localidad de Belén, desde donde salimos en un grupo numeroso. Después pasamos por otro pasaje donde nos alquilan los caballos y se suman algunos alumnos, y para las 9 de la mañana ya estamos en la escuela para empezar la jornada. Nos cansamos, el calor y el frío tampoco ayudan, cuando está escarchado el río también nos demoramos", agregó.