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22 de Noviembre de 2024
DEPORTES
6 de mayo de 2015
En tres minutos, Lionel Messi demostró toda su grandeza. O buena parte de ella. El argentino convirtió un empate sin goles en una fiesta catalana e instaló en una inmejorable posición a Barcelona, que ganó 3-0 en el Camp Nou al Bayern Munich en el primer partido de la semifinal de la Champions League.
Poder de fuego puro el del rosarino en apenas 180 segundos. Primero, y mientras la mayoría de las jugadas de ataque de ambos elencos terminaban diluyéndose con toques insulsos, con un remate de media distancia 79'. A esa altura parecía la única forma de batir a Manuel Neuer.
Segundo, la genialidad. A los 80', el argentino recibe en las inmediaciones del área, enfrenta a Jerome Boateng, quien quedó desparramado ante el amague. Neuer sale al achique, pero Messi resuelve con magia: pica el balón y anota el segundo gol, mientras el Camp Nou se caía a reverencias por él.
Y correspondían. Messi fue la llave que Barcelona necesitaba para abrir una serie que tenía mucha cara de irse a definición en el Allianz Arena con un empate a cero. El partido fue entretenido, intenso, a veces desprolijo, pero que penaba con goles.
Y si a Messi le correspondían los goles, también se vistió de habilitador. En los descuentos, Lio cedió para Neymar que venció a Neuer con calidad. Demasiada y casi definida diferencia para los culés.
De paso, Messi y Neymar se vengaron del golero alemán, que amargó en Brasil 2014 a ambos jugadores y sus respectivas selecciones en la final y la semifinal, respectivamente.
Fue además un retorno amargo para Josep Guardiola al Camp Nou, donde conquistó 14 títulos en cuatro años con el Barcelona. La próxima semana, cuando se enfrenten en el Allianz Arena de Múnich, el Bayern tendrá que redimirse del bajón sufrido en la recta final de este partido ante el equipo de Luis Enrique y de Claudio Bravo, que en esta ocasión estuvo en la banca como ha sido la constante del Barça en este torneo, donde está a un paso (o menos) de llegar a la final.
Ahora, los tres goles de ventaja suponen una montaña casi inexpugnable para los bávaros, que sin Arjen Robben ni Frank Ribery, ambos lesionados, parecen dar demasiada ventaja ante el Barcelona, pero sobre todo frente a Messi.