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NACIONALES
5 de abril de 2018
La chica, de 19 años, fue atacada por menores cuando llegaba a la casa de su madre. La protesta de los vecinos y el reclamo de un nene al comisario: "Está muriendo gente".
Se quejaron porque el teléfono de la seccional nunca responde y reclamaron por el cierre de un destacamento de la policía local. Además aseguraron que la ambulancia tardó 45 minutos en llegar a asistir a la chica. Desde la secretaría municipal de seguridad respondieron que la asistencia se demoró porque el primer llamado al 107 indicaba que había “una chica con sangre en la nariz” y la ambulancia más cercana estaba realizando un traslado.
Ya de noche, mientras un grupo reducido de vecinos se quedó discutiendo con los jefes policiales, otro más masivo volvió hacia el barrio. Algunos cruzaron el empedrado en dirección hacia el Plan Federal y arrojaron piedras sobre el departamento de los menores hermanos. A otro domicilio, intentaron prenderle fuego.
En señal de duelo, el departamento de Ciencias de la Salud de la Universidad del Sur, donde estudiaba Agustina suspendió ayer las clases. “Todos los hechos criminales, y especialmente en los que se encuentran involucrados menores de edad, que truncan una vida junto a los sueños y esperanzas de una familia entera, deben interpelarnos respecto a las oportunidades de desarrollo y convivencia pacífica que somos capaces de construir como sociedad" dijo en una nota el rector, Mario Ricardo Sabbatini.
"Hoy señores gobernantes, mi llanto no para, me duelen los ojos, me duele el alma...", escribe Bustos que, al hacer referencia al entierro de su hija mayor, que será esta mañana, enfatiza en letras mayúsculas. “Voy a despedir a MI UNICA HIJA AGUSTINA SOLANGE BUSTOS, EN BAHÍA BLANCA, FUE ACUCHILLADA , POR TRES DROGADICTOS...HOY SEÑORES GOBERNANTES.... UN ASESINO.. YA CAMINA DE NUEVO POR DONDE ULTIMÓ A MI HIJA”. Hace 36 horas, Agustina volvía de la universidad, en la que estudiaba Enfermería, como paso previo para entrar a Medicina. Había retornado a clases después de aprovechar el fin de semana largo en Córdoba junto a una amiga con la que soñaba hacer una carrera y tener un trabajo para poder viajar. Se movía entre las clases y las casas de sus padres separados con una mochila en la que cargaba sus primeros apuntes, base de sus ilusiones de progreso paciente y sacrificado. Quienes la atacaron creyeron que allí dentro llevaba algo que les podría dar un rédito inmediato y fugaz. Para robárselo y después tirarlo, le sacaron lo más valioso, su vida. La de Agustina Solange Bustos, la mayor de tres hermanos, terminó a los 19 años, pasada las 21 del martes, en el hospital municipal de Bahía Blanca. Llegó con una herida de arma blanca en el hemitórax izquierdo que recibió cerca de unos de los accesos al Monoblock 2 del barrio Rucci, a unas 40 cuadras del centro de Bahía Blanca. Sus gritos de dolor alertaron a los vecinos que bajaron a ayudarla, pero no pudieron evitar el trágico final. Al barrio, construido en los 70, lo separa de un gran descampado, la avenida Arias, una calle empedrada, escoltada por dos largas hileras de añejos y altísimos árboles. De noche, el sector es muy oscuro y se vuelve peligroso. “Más aún, desde que inauguraron aquel barrio”, dicen los vecinos y señalan al del Plan Federal, del otro lado de Arias. Desde las 20, un grupo de jóvenes estaba cerca de una parada de ómnibus e intentaba robarles a los pasajeros. Los vecinos aseguran que lo denunciaron a la policía, pero en la fuerza lo niegan. Cuando acudieron los efectivos al lugar, ya en plena agonía de Agustina montaron un operativo cerrojo y aprehendieron a tres menores de 14, 15 y 17 años. “Dos estaban tirados al piso, entre los matorrales y el tercero subido a un árbol”, describió el comisario Claudio Petrizan, flamante Jefe Departamental. Dijo que uno de ellos tenía dada vuelta su campera, para esconder manchas de sangre. A unos 100 metros, y con linternas, encontraron la mochila de Agustina y un cuchillo tipo serrucho con manchas de sangre y cabellos. Este miércoles la justicia de Garantías convirtió en detención la aprehensión del mayor de los menores, que deberá declarar ante la fiscal Betina Úngaro. Para los otros fijó una medida precautoria de seguridad, que ayer cumplieron en un Centro de Recepción de menores de Bahía Blanca. Todos tienen antecedentes y los de 14 y 17, que son hermanos, habían estado demorados el pasado fin de semana por amenazar con un cuchillo a un policía. Con las últimas luces del día, medio millar de vecinos se concentró en el Rucci y caminó batiendo palmas por el empedrado hasta la comisaría Sexta, elevada de categoría el año pasado. Allí, con carteles en los que pedían justicia por Agustina, se quejaron agriamente de la policía. “Salgan a patrullar y vayan donde están los chorros. Ustedes saben”, le gritaron en la cara al comisario Luján Avondet."Hoy señor presidente, un trío de drogadictos, le quitaron la vida a mi hija, y por ende , parte de mi vida se va con ella", dice Bustos, pescador artesanal de Ingeniero White, la localidad portuaria, donde vive, separado de la madre de Agustina.
"Hoy señor presidente, señora ministra de seguridad, gobernadora y todos los que viven opulentamente con nuestros impuestos, fallaron en proteger una vida de una excelentísima persona, amiga , hija y estudiante", expresa con bronca.