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INTERES GRAL
20 de noviembre de 2017
La empresa estatal Pdvsa fue declarada en default y la producción e importaciones de petróleo caen de manera sostenida. El país tiene las mayores reservas del mundo pero por la desinversión y el mal manejo, no puede procesarlo. Desde el oficialismo atribuyen el momento a los huracanes y a las sanciones de EEUU.
Venezuela tiene las mayores reservas de petróleo del mundo pero sufre una escasez de combustibles sin precedentes y su petrolera estatal Pdvsa acaba de ser declarada en default, en el contexto de la sostenida caída de la producción y las exportaciones de crudo en los últimos años.
El gobierno del presidente Nicolás Maduro atribuye el desabastecimiento de combustibles a las sanciones económicas impuestas por Estados Unidos, mientras analistas independientes sostienen que se debe a que el circuito local de refinerías funciona a 30% de su capacidad.
"Las dos procesadoras del crudo extrapesado venezolano, Amuay y Jose, han dejado de recibir inversiones en mantenimiento y la impericia del personal gerencial ha deteriorado sus instalaciones", afirmó Nelson Hernández, miembro de la Academia Nacional de Ingeniería.
El experto sostuvo que la situación actual "es producto de años de destrucción de Pdvsa y empezó en 2003, cuando (el entonces presidente) Hugo Chávez expulsó a 20.000 profesionales y técnicos de la industria, luego de un paro cívico nacional de 72 días".
"La baja producción de crudo hace que no tengamos qué procesar, y el racionamiento de la gasolina es expresión de la crisis de la empresa más importante del país", indicó.
Hernández recordó que Amuay era el segundo mayor complejo refinador del mundo en 2012, cuando se registró una explosión "con pérdida de vidas y de instalaciones medulares de procesamiento de combustible que no se han recuperado", y subrayó que "eso agrava la crisis".
En 2009, Venezuela había comenzado a importar combustibles de Estados Unidos para atender la demanda del mercado interno y abastecer a los socios de Petrocaribe, una alianza creada por Venezuela para venderle petróleo en condiciones ventajosas para los compradores a 16 países vecinos.
Aunque fue anunciada como transitoria mientras se fortalecía el sistema refinador local, "esa política permanece en tiempos de crisis económica" aun cuando "el gobierno de Maduro no tiene cómo pagar por adelantado las importaciones, como exigen los traders internacionales", advirtió Hernández.
En Venezuela se consumen unos 200.000 barriles diarios de naftas y 150.000 de gasoil -de uso industrial-, que se despachan desde seis centros de distribución, todos manejados por el gobierno.
El monopolio estatal de distribución es "un esquema comercial que evita el sabotaje de parte del sector privado, que ha atacado consistentemente al gobierno bolivariano en 18 años", dijo Robert Colina, a la vez ejecutivo y sindicalista de la empresa de transporte de combustibles.
Colina admitió que hay "casos puntuales" de desabastecimiento y los atribuyó a "una interrupción leve en el ciclo de distribución" porque "tras el paso de los huracanes en la zona del Caribe" se presentaron "dificultades en el transporte de buques o cabotaje de gasolina".
Entretanto, la prensa local e internacional viene registrando largas filas de autos en estaciones de servicio, en busca de conseguir combustible.
En Caracas, Maracaibo y Valencia -las tres ciudades más pobladas del país-, sindicatos independientes denunciaron ausentismo laboral por falta de transporte público en cantidad suficiente para atender la demanda de movilización.
Sanciones de EEUU
El ministro de Petróleo y Minería, Eulogio del Pino, afirmó que los problemas en el abastecimiento de combustibles son consecuencia de las sanciones impuestas por Washington al gobierno venezolano.
"Las sanciones de (el presidente norteamericano, Donald) Trump quieren acabar con la revolución; un buque que llevaba gasolina para la isla Margarita permanecía fondeado porque en Estados Unidos se retrasó el pago de la importación", se quejó Del Pino semanas atrás. El funcionario advirtió que "los buques necesitan otros requisitos, de acuerdo a estas sanciones que fueron impuestas a Venezuela".
Explicó que "para que un pago se haga efectivo, tarda tres o cuatro días porque empiezan las oficinas de fiscalización norteamericanas a chequear la procedencia, a validar, y están sujetas a esas medidas unilaterales que tomaron".
En ese contexto, dos calificadoras de riesgo crediticio estadounidenses declararon la semana pasada a Pdvsa en default, por haber cancelado con demora vencimientos de capital de dos series de bonos de deuda.