Por Luciano Bugner 

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Como repudio a las agresiones sufridas por parte de la policía, los trabajadores nucleados en ATE encabezaron ayer un abrazo simbólico al Ministerio de Educación de la Nación, cartera responsable de los 3.000 empleados apartados en la última semana. Los gremialistas insisten en que si el canal de diálogo no se abre, las medidas se agudizarán.

Del reclamo participaron varias agrupaciones sociales y políticas. Anoche, los delegados confirmaron que se inició un paro por tiempo indeterminado y que, “en caso de no ser convocados, definiremos nuevas medidas, que podrían ser un acampe o el corte de calles”.

Pasadas las 12 se daba por finalizado el acto con las palabras de Daniel Catalano, secretario general de la Asociación de Trabajadores del Estado de Capital. En ese momento, los altoparlantes reproducían el himno argentino. Una bandera nacional, de 300 metros, se desplegaba frente al Palacio Sarmiento, en Recoleta.

La lluvia no quiso quedarse fuera de la foto general, que mostró cómo miles de trabajadores apoyaron el reclamo en Pizzurno al 900. Rodrigo Recalde, el secretario general de ATE golpeado en la mañana del lunes por la policía, le dijo a “Crónica” que “el diálogo es el punto final para este conflicto, pero lo que pasa es que el ministro (Esteban Bullrich) está de vacaciones”.

Mientras el llamado del gobierno no llega, “vamos a permanecer en la lucha. Nuestro lugar es el puesto de trabajo, pero si hay que estar en la calle, estaremos”. En esa línea, las jornadas en el frente del ministerio continuarán hasta tanto no llegue un comunicado oficial.

Para Recalde, el objetivo es “la reincorporación de nuestros compañeros para que la sociedad mantenga el derecho a una educación de calidad, inclusiva y, sobre todo, gratuita, ejercida por el Estado y no por privados como lo están tratando de hacer ellos”.

Por su parte, Daniel Catalano -secretario general de ATE-Capital- pidió unión entre todos los trabajadores porque “tenemos que seguir defendiendo la soberanía de la patria y la educación pública”.

Programa Nuestra Escuela

Además de la finalización de los 400 contratos, hay unos 2.600 docentes tutores del programa Nuestra Escuela que “podemos perder el laburo. Y ni hablar de los 130.000 concursantes que perderían el derecho a la capacitación gratuita y de calidad”, señaló Mariela Acevedo.

El plan, que abrió en 2013, sufrirá un recorte de un 85 por ciento. En ese sentido, UDA -Unión de Docentes Argentinos- presentó un recurso en la sede del ministerio para impugnar las resoluciones de dicha cartera que desmantelan el Programa de formación docente Nuestra Escuela y para exigir la continuidad del mismo.

En relación con los contratos, fuentes del ministerio aseguraron que “inicialmente eran 300 pero se redujeron a 205”.