Por Luis Autalán 

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El acuerdo contra reloj con el gobierno por el impuesto al sueldo fragmentó aún más las múltiples divisiones internas de la CGT, ni que hablar del Movimiento Obrero. Ninguna sorpresa, cada integrante de ese consejo directivo acepta que la "dinámica" de la "guerrilla interna" viene con el sillón adjudicado en la sede de Azopardo e Independencia.


Entre los dichos más fuertes en público, sacó ventaja Facundo Moyano, que anunció su despedida del gremio de Peajes, pero no se privó de definir el acuerdo como "malo, de mínima". La vorágine ratificó una verdad de manual, si se habla de medidas de fuerza, se habla de los gremios del Transporte, agrupados en la CATT, que lidera Juan Carlos Schmid.

Les bastaron el "mínimo esfuerzo" de la UTA de Roberto Fernández, que los sindicatos aeronáuticos se plegaran, más allá de su encolumnamiento de central, los portuarios, camioneros y ferroviarios, en amplio despliegue, para dejar un mensaje contundente al gobierno.

El caos en el tránsito de la Capital Federal fue sólo la muestra no gratis del poderío vigente. Incluso en contraste con el extenso período de gracia que la CGT le otorgó al gobierno de Cambiemos. Y si de divisiones de la división se trata, tampoco es secreto que al triunvirato que, además de Schmid, integran Carlos Acuña y Héctor Daer se lo acusa de "massismo extremo", en obvia referencia al líder del Frente Renovador y sus dos legisladores cegetistas.

"Nos tiene sin cuidado ese tipo de dichos", sentenció Daer, el referente de Sanidad, jornadas atrás.

Los Gordos e Independientes también suelen ironizar que la misma CATT tiene su costado frágil en la disputa por el bastón de mando que mantiene el jefe de Dragado y Balizamiento.

Más allá de los detalles que continuarían la nómina, aunque no cotizan en puntos paritarios o merma del impuesto a las Ganancias, los referentes de la CATT que se quedaron esperando una reunión en la sede de la Uocra, mientras que en el Ministerio de Trabajo se anunciaba el acuerdo que avalaron los gobernadores sin chistar, marcan la sensación térmica de la CGT.