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ACTUALIDAD
20 de septiembre de 2016
Obama, fiel a su estilo diplomático, se refirió al triunfo del Brexit, al ascenso electoral del agresivo Donald Trump y al liderazgo de Vladimir Putin, siempre desafiante con las potencias occidentales.
En su último discurso ante la Asamblea General de Naciones Unidas, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama atacó este martes al "nacionalismo agresivo", el "populismo crudo" y la política de "hombres duros", tres fuerzas que para él están dividiendo al mundo y atentando contra "la integración de una economía global".
En un extenso discurso, en el que hizo un recorrido de la situación actual en el mundo y recuperó algunos de las victorias y errores de sus ocho años en la Casa Blanca, Obama se concentró en defender la globalización, pero pidió "una corrección en el curso" que está adoptando, según la agencia de noticias EFE.
"Estamos viendo que las mismas fuerzas de la integración global que nos hicieron más interdependientes también exponen las fallas profundas del actual sistema internacional", que permiten una desigualdad cada vez mayor entre los más ricos y los más pobres, según el mandatario, el tercero en hablar en esta nueva cita diplomática mundial.
"Esta es la paradoja que define al mundo hoy (...) Pero la respuesta no puede ser un simple rechazo a la integración global. Debemos garantizar que los beneficios de esta integración sean compartimos de manera más amplia", agregó.
En ese sentido, Obama fue tajante: "Debemos rechazar todas las formas de fundamentalismo o racismo o la creencia de una superioridad étnica", reclamó desde el atril de la Asamblea General de la ONU en Nueva York.
Y acto seguido sumó otra advertencia con mucha resonancia política actual: "El mundo es demasiado pequeño para que nosotros simplemente construyamos un muro y queramos que eso no afecte a nuestras sociedades (...) Una nación rodeada por muros sólo se encarcela a si misma".
Tanto la defensa de la globalización y de un mundo más multilateral como las críticas al aislacionismo de los muros resonó dentro de la sede de la ONU con un mensaje en clave electoral.
A un mes y medio de las elecciones presidenciales de Estados Unidos, los sondeos no permiten cantar victoria a ninguno de los dos candidatos, ni a la oficialista Hillary Clinton ni al opositor Trump, por lo que el protagonismo de Obama y de todo su gobierno es cada vez más notorio en este último tramo de la campaña.
Pero las palabras de este martes de Obama también parecieron remitir a la creciente tensión que se vive dentro de su principal socio extranjero, la Unión Europea (UE), desde que la mayoría de los británicos votaron salirse del bloque y dieron aires en el resto del continente a un amplio espectro de fuerzas de extrema derecha, ultranacionalistas y euroescépticos.
Sin mencionar al Brexit o la crisis actual dentro de la UE por la negativa de la mayoría de los países miembros de recibir a los casi 1,5 millones de demandantes de asilo e inmigrantes que llegaron al continente desde el 2015, Obama llamó a "abrir nuestros corazones y hacer más para ayudar a los refugiados que buscan desesperadamente un hogar".
Llamó a "imaginarse que pasaría si fuera nuestra familia" y pidió "corregir el curso" de la globalización para neutralizar "las visiones alternativas" promovidas por líderes "populistas".
Recientemente Obama comprometió a su país a recibir a 110.000 refugiados en 2017, una cifra dramáticamente superior a los 10.000 refugiados sirios que aceptó este año.
Sobre la guerra en Siria, un conflicto en el que Estados Unidos participa activamente desde hace dos años cuando comenzó a bombardear desde el aire a la milicia radical Estado Islámico (EI), y la violencia en Medio Oriente, Obama reconoció que "no serán fácilmente revertidos".
En el plano militar, pido una mayor cooperación internacional para destruir al EI y, en el plan diplomático, insistió en que "cuestiones básicas sobre cómo diferentes comunidades pueden coexistir deben ser resueltas", en una referencia elíptica a la necesidad de un nuevo diálogo de paz.
No usó tantos eufemismos a la hora de referirse a su par ruso, uno de los pocos líderes internacionales con los que Obama ya no esconde su malestar.
"En un mundo que ha dejado la era de los imperios detrás, vemos a Rusia intentando recuperar su gloria perdida a través de la fuerza", sentenció el mandatario estadounidense y recordó el rol de Moscú como férreo aliado del gobierno sirio y su apoyo a los separatistas ucranianos y la alimentación de ese devastador conflicto armado en las puertas de la UE.
El nombre de Putin apareció muchas veces en los últimos meses en la campaña presidencial de Estados Unidos. La mayoría de las menciones llegaron de la boca de Trump, quien lo reivindicó por ser un "verdadero líder" con "altos niveles de popularidad".
Obama este martes repudió la política de los "hombres fuertes" y lo hizo de una manera que recordó tanto a Trump como a Putin, quien este año no será de la partida en la ONU.
"Algunos argumentan que el futuro favorece a los hombres fuertes. Creo que están equivocados", aseguró.
"La historia demuestra que los hombres fuertes eventualmente se quedan con dos opciones: represión constante, que a su vez desata conflictos en el país, o buscar enemigos afuera, lo que lleva a la guerra", concluyó.