Viernes 3 de Mayo de 2024

14 de junio de 2016

Los chicos que trasnochan para ver los partidos

Copa América: ¿qué pasa cuando los chicos trasnochan para ver los partidos?
Costos y beneficios de permitir que nuestros hijos se queden hasta altas horas de la noche mirando a la Selección

Con la llegada de la Copa América 2016 los hogares se revolucionan y los padres se enfrentan a una disyuntiva: por un lado, la posibilidad de compartir con sus hijos los partidos del torneo y por otro, el dilema de dejarlos trasnochar y pagar al otro día las consecuencias.

¿Qué deberíamos hacer los padres? ¿Dejarlos quedarse despiertos, como excepción? ¿O mandarlos a dormir para que al día siguiente estén descansados para ir al colegio?

Si bien cada familia es un mundo y no existen las reglas universales, la Lic. Cecilia Zugazaga opina que, a veces, poder ver los partidos con nuestros hijos brinda la posibilidad de compartir una pasión en la que la unión entre padre e hijo es más importante que una noche trasnochada. Por su parte, Eva Rotenberg, Directora de Escuela para Padres Multifamiliar adhiere: "un partido de fútbol puede ser un buen punto de encuentro familiar. El vínculo que genera tanto con los padres como con los hermanos es casi o más importante que mandarlos a dormir temprano para cumplir un horario".

Hasta acá, todo color de rosa, pero qué pasa cuando los chicos no pueden despertarse o no rinden en el estudio.

María es maestra en un colegio privado de zona norte y por ende, testigo presencial de los largos bostezos y las caras de sueño de los alumnos durante la jornada escolar. "Casi todos los chicos de primaria ven los partidos de la Copa América. Es más, algunos faltan al día siguiente a la mañana", cuenta. "A veces arreglan con los papás para ver solo el primer tiempo. Pero después es un drama porque quieren ver el segundo tiempo y se arma un conflicto porque, a todo esto, es tardísimo y ya nadie tiene energía para negociar".

Al respecto Rotenberg opina que antes de tomar tal o cual decisión hay que identificar si los hijos son personas responsables y cómo vienen en el colegio. "Si se observa que tal vez esa trasnochada puede ser mucho para el joven y que no puede levantarse al día siguiente, tal vez los padres necesiten ser restrictivos al respecto", agrega Zugazaga. "En este caso, los padres deberíamos observar y jerarquizar las necesidades familiares. Tener en cuenta las individualidades y hacernos responsables de obrar en consecuencia".

Hay que decir que cada chico tiene una historia y un rendimiento en particular y que no todos reaccionan de la misma manera frente a la falta de sueño. Sin embargo, hay situaciones en las que si un ser humano no está bien descansado es muy difícil que al otro día rinda como si hubiera dormido la cantidad de horas recomendadas, según la edad.

"Una como maestra se da cuenta si al alumno le cuesta concentrarse o no. Algunos hasta se quedan dormidos, no tienen energía. Y peor si al día siguiente tienen Educación Física", relata la docente. "Con los más pequeños te das cuenta si durmieron poco porque están más fastidiosos, se quejan, se pelean más, y les cuesta seguir las actividades. Si tienen jornada de 8 horas se les hace eterno el día y cuando vuelven a la casa también es una lucha con los hermanos porque están todos agotados".

Para la Lic. Zugazaga, además los padres deberán observar si la conducta desatenta se da inmediatamente al duelo o al festejo del partido y condicionar el próximo encuentro a las consecuencias percibidas. "Si es una euforia que pasa... bienvenida sea. Si influye en el rendimiento... habrá que hacerse cargo. Y no solo tendrá que hacerse cargo al respecto de la atención escolar, sino que tal vez habrá que cuestionarse si los hijos tienen recursos suficientes como para afrontar los fracasos", explica.

Cómo establecer límites claros

Es fundamental que al tomar cualquier decisión con respecto a los partidos y la hora de irse a dormir, los padres se pongan de acuerdo antes de comunicárselo a sus hijos: "La coherencia entre los dos padres a la hora de dar un mensaje es fundamental, ya que si uno dice una cosa y el otro, otra totalmente distinta no se genera un mensaje unificador para que el chico aprenda a respetar a los padres", explica Rotenberg.

Una vez determinada la medida que se va a tomar, hay que charlar con los chicos para negociar qué cosas se harán para organizar la noche del partido: "Se puede compensar la falta de sueño con una siesta antes, con pedirles que tengan sus tareas completas antes de la hora de los partidos para descansar mejor después y elegir qué otras actividades extraescolares van a ser dejadas de lado a fin de cumplir con sus obligaciones escolares", propone Cecilia Zugazaga. De este modo se pueden paliar las consecuencias de alterar el orden familiar.

Hay que tener en cuenta que si les prohibimos que vean los partidos (sobre todo sin explicarles por qué), esto puede repercutir negativamente en su conducta, especialmente si al día siguiente todos sus amigos están comentando lo que sucedió y ellos no. "Poner límites o prohibir situaciones placenteras que son excepciones genera alejarse de los padres, enojo, etc.", advierte la Directora de Escuela para Padres Multifamiliar. "Esto puede generar síntomas familiares como la rebeldía, el no querer ir al colegio, no querer estudiar y no hacer caso, entre otros".

Por eso, quizás con un poco de colaboración entre todos y mayor organización familiar, se pueden tomar los partidos y el acostarse tarde como una oportunidad para aprender y compartir en familia. "A lo sumo, la consecuencia será más sueño o cansancio en los chicos por unos días, pero por el otro lado, la posibilidad de compartir los comentarios del partido con todos sus compañeros es algo impagable", concluye la Lic. Zugazaga.

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