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11 de junio de 2016
La Selección derrotó por 5 a 0 al seleccionado centroamericano en Chicago, con goles de Nicolás Otamendi, del propio capítán argentino (3) y de Agüero.
Lionel Messi voló en Chicago por encima del propio seleccionado argentino al concretar su ansiado retorno al equipo con una memorable actuación que lo llevó a convertir tres goles en apenas media hora en cancha para coronar la clasificación del conjunto albiceleste a los cuartos de final tras vencer por 5 a 0 a Panamá, por la segunda fecha del Grupo D de la Copa América Centenario.
Nada de lo que pasó antes de su ingreso a los 15 minutos del segundo tiempo importó más que la anhelada vuelta a la selección nacional de su venerado capitán, el único futbolista de este certamen que genera atracción a un público estadounidense ajeno a estas cuestiones del fútbol convencional.
Se hizo desear el retorno, pero cuando a los 15 minutos del segundo tiempo relevó a Augusto Fernández estalló el Soldier Field, y él retribuyó tantos halagos con una sincronización cronológica impecable, anotando tres goles, uno cada 10 minutos, a los 23, 33 y 43 de un segundo período que seguramente se recordará como un hito más, pero de los más notables de su carrera.
Definiendo de cara al arquero, con un espléndido zurdazo de tiro libre o sacándose dos rivales de encima para clavar el balón contra el palo izquierdo. Todo el repertorio de Messi para justificar ya mismo esta Copa América Centenario y 'salvar' desde donde él solo sabe hacerlo, la cancha, a los propios organizadores.
Messi y 21 más, la síntesis exacta de un partido que eclipsó a propios y extraños, quedándose también a un paso de hacer más historia, porque estas conquistas lo llevaron a las 53 anotaciones en el seleccionado argentino, una menos que Gabriel Batistuta, el máximo goleador de la historia con la camiseta albiceleste.
Porque cuando juega Messi, si está "enchufado no hay historia más que la suya", según anticipó antes del partido el entrenador de los panameños, el colombiano Hernán Darío 'Bolillo' Gómez. Y así fue nomás, porque su vaticinio se cumplió a pie juntillas.
Solamente media hora le bastó también a 'Lío' para encaramarse en la cima de la tabla de goleadores de la Copa América Centenario al cabo de la segunda fecha. Les dio 150 minutos de ventaja a todos y se quedó arriba, porque por algo es el mejor del mundo.
Después, el equipo de Gerardo Martino "hizo lo que tenía que hacer", según había avisado el propio entrenador que sería obligación para no tener que ir a la conferencia de prensa post partido como "si fuera al juicio final".
Claro que para cumplir con su deber el conjunto nacional debió hacer muy poco, lo justo y necesario, porque el resto se lo dejó a las limitaciones de los panameños, que evidenciaron una diferencia de jerarquía demasiado grande entre uno y otro.
Y para colmo de males para los centroamericanos ya a los siete minutos se encontraron en desventaja tras una jugada de pelota parada que partió desde un tiro libre desde la izquierda de Angel Di María que Nicolás Otamendi conectó de cabeza a la red.
Aunque quedaba todo el partido por delante, ya había aroma a todo definido, hasta que sobre la media hora se fue expulsado Aníbal Godoy y, sin con 11 parecía una quimera, con 10 era directamente imposible para los panameños mejorar su situación.
En el medio, entre una situación y otra, el primer gol argentino y la expulsión por doble tarjeta amarilla del centroamericano, hubo rispideces y amonestados para los dos lados, y 10 minutos más tarde de esto último se fue lesionado Angel Di María y lo reemplazó Eric Lamela.
Todo esto puede resumir lo que fue el resto del partido, como más no hubo, y si lo hubo a nadie le importó. Después de lo que había hecho Messi, el resto fue una anécdota. Hasta el quinto gol de Sergio Agüero, que en 15 minutos hizo más que su reemplazado Gonzalo Higuaín en los 75 anteriores.