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INTERES GRAL
27 de abril de 2016
El poeta había sido exhumado para realizarle una autopsia para deteminar cómo murió
Con la vista al mar que inspiró su poesía en el balneario de Isla Negra, el premio Nobel chileno Pablo Neruda volvió a ser enterrado este martes, por cuarta vez, después de que sus restos fueran exhumados para investigar si fue asesinado por la dictadura de Augusto Pinochet.
Cubierto por una bandera chilena y escoltado por una veintena de familiares y miembros de la fundación que administra su obra, los restos de Neruda volvieron a ser depositados en la tumba ubicada en el patio de la majestuosa casa con forma de barco en la que pasó sus últimos días, y donde también descansa su última esposa, la soprano Matilde Urrutia, constató un periodista de la AFP.
En un soleado día, la tradicional tranquilidad de este pequeño balneario de la costa central chilena fue interrumpida por los gritos de "¡Compañero Pablo Neruda presente, ahora y siempre!", lanzados por un grupo de militantes del Partido Comunista -en el que militó toda su vida el poeta- que acompañaron a distancia la sobria ceremonia.
De esta forma, Neruda volvió al lugar donde pidió ser sepultado y hasta donde fue trasladados en 1992, dos años después del retorno a la democracia, saldando una vieja deuda con el poeta que le regaló a Chile un Nobel de Literatura en 1971. "Hoy día para nosotros no es un funeral, es todo lo contrario. Regresar a Isla Negra es volver a mirar el mar y volver a mirar el mar no es morir, es volver a vivir, sobre todo para un poeta", dijo a periodistas Raúl Bulnes, presidente de la Fundación Pablo Neruda.
Horas después, vecinos del balneario se reunieron alrededor de la tumba del poeta para celebrar, con música, versos y sentidos discursos, el retorno de su hijo pródigo. Con el azul de un inquieto océano Pacífico como telón de fondo, una niña recitó versos del poema "Oda al amor", una de las obras más reconocidas de Neruda.
Cuarto entierro
Nacido el 12 de julio de 1904, Neruda murió el 23 de setiembre de 1973, doce días después de instalada la dictadura de Pinochet, que derrocó al gobierno del socialista Salvador Allende, entrañable amigo del poeta.
Con una ciudad aún conmocionada por el suicidio de Allende tras el bombardeo aéreo y terrestre del palacio presidencial, Neruda fue enterrado en el Cementerio General de Santiago, en una pequeña ceremonia que se convirtió en el primer acto de resistencia contra la naciente dictadura.
Un año después, el cuerpo fue exhumado y vuelto a sepultar al interior del mismo cementerio, donde permaneció hasta 1992, cuando el entonces presidente Patricio Aylwin (quien falleció la semana pasada) le organizó un funeral masivo y ordenó su traslado a Isla Negra. Allí permaneció hasta abril de 2013, cuando por orden del juez Mario Carroza fue exhumado para investigar si el poeta había sido envenenado por la dictadura de Pinochet. El resultado de la autopsia se conocerá en mayo.