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INTERNACIONALES
29 de noviembre de 2015
Diplomáticos de ambos países ya trabajan para que el presidente de los EEUU reciba en la Casa Blanca al nuevo mandatario argentino en abril del año que viene. El plan para aislar a la línea chavista del continente
A partir del 31 de marzo Washington será la ciudad anfitriona de la cuarta y última Conferencia sobre Seguridad Nuclear. La primera también tuvo lugar en la capital de Estados Unidos. Ambos encuentros quedarán en la memoria de la diplomacia argentina: según los archivos de la Casa Blanca el último encuentro en territorio norteamericano entre Cristina Kirchner y Barack Obama tuvo lugar en el marco de esa cumbre en abril de hace cinco años.
La realización de esta conferencia en su capítulo 2016 será el pretexto perfecto para que en abril Barack Obama conozca personalmente a Mauricio Macri. Si bien en la charla telefónica del miércoles –mucho más extensa de lo que se sabe- no se acordó formalmente la fecha de un encuentro, la cumbre de seguridad nuclear llega en un momento ideal para acordar una reunión, tarea a la que ya están dedicados funcionarios norteamericanos y de la diplomacia macrista.
El presidente argentino llegará a Washington en su mejor momento, como una vez escribió el periodista Roberto García en referencia a una visita de Carlos Menem.
García se refería la ciudad: es la primavera y las flores de los cerezos japoneses plantados hace décadas en el Mall frente a la Casa Blanca visten a la capital del mundo con sus mejores galas botánicas.
Antes de avanzar, repasemos la historia: Cristina Kirchner se reunió varias veces con Obama en los últimos años, pero nunca en la casa de los presidentes norteamericanos.
En la misma Washington por la primera cumbre de seguridad nuclear en el 2010, en Cannes en el 2011, o en Cartagena en la Cumbre de las Américas en el 2012. Muchos años le costaron a ambos presidentes darse cuenta que las reuniones eran inútiles.
La Casa Blanca se quejó años después de que Cristina incumplió o tardó mucho en cumplir los sucesivos pedidos de Obama, que fueron desde arreglar los juicios en el Ciadi, cerrar la cuestión de la deuda –antes de que estallara el conflicto en la sede judicial en Nueva York– o convertir a Argentina en un mediador confiable de la región con Venezuela.
Lo que pasó en la relación bilateral es sabido y conocido. Solo habría que recordar que en febrero del 2011 el canciller Héctor Timerman, en uno de los actos más ridículos de la historia de la diplomacia argentina, incautó material norteamericano en el aeropuerto de Ezeiza. Lo hizo con ayuda de un alicate. Meses después, el material debió ser devuelto en el marco de un conventillo internacional.
Comenzaban los tiempos de la frialdad del kirchnerismo con los norteamericanos y viceversa, que tuvo su mayor desencuentro en la Cumbre de las Américas versión 2015 en Panamá, cuando Obama se levantó de la reunión al comenzar el discurso de Cristina.
Hubo intentos por revertir la situación, como el inesperado viaje de la entonces Secretaria de Estado Hillary Clinton a Buenos Aires en marzo del 2010. Pero, por supuesto, quedaron en nada.
NO ES UN SECRETO A VOCES QUE LA EMBAJADA DE EEUU APOSTABA A UN CAMBIO EN LA POLÍTICA EXTERIOR ARGENTINA
A su vez el primer encuentro entre un presidente norteamericano y un Kirchner, fue con Néstor en la Casa Blanca el 23 de julio del 2003, dos meses después de la asunción del argentino al cargo y con George W. Bush en el poder de los EEUU.
Se pensaba que esa reunión tendría lugar en septiembre u octubre de aquel año, pero la diplomacia argentina se sorprendió por la premura norteamericana, al punto tal que la comitiva argentina al principio sospechó por el temario del encuentro.
Una vez reunidos se tranquilizaron. Fue la reunión en la que Kirchner le tocó la rodilla a Bush, cuando charlaban sobre el peronismo. El patagónico salió diciendo que todo había sido muy bueno. El inusual gesto norteamericano tenía su explicación: nunca habían recibido a Eduardo Duhalde, querían apoyar la transición y por otro lado hacer olvidar su irrestricto apoyo al régimen de Fernando de la Rúa.
Fue la última reunión de un presidente argentino en la Casa Blanca. Ya pasaron más de 12 años de de aquel encuentro. Cristina Kirchner conoció la casa de los presidentes norteamericanos como Primera Dama. Nunca como Presidente.
El hielo en la relación comenzó curiosamente en una playa. La de Mar del Plata. En el marco de la Cumbre de las Américas. Kirchner dejo en ridículo a Bush desestimando sus planes comerciales para la región –el malogrado ALCA– en lo que fuera su presentación internacional como vocero de las ideas políticas del venezolano Hugo Chávez.
La derrota para Bush fue tan fuerte que puso a la región en stand-by hasta el final de su mandato. Brasil, como siempre, jugó a dos puntas. Apoyó moralmente al eje Chávez-Kirchner. Pero Lula viajo en el avión de Bush de regreso a Brasil. Historias de la historia.
Se suele decir en el mundo de la política exterior que si algo tiene Estados Unidos es memoria –aparte de cañones– y ponen como ejemplo la caza de Osama Bin Laden. Tarde o temprano lo atraparían. Fue tarde, pero lo hicieron.