Sábado 23 de Noviembre de 2024

SOCIEDAD

11 de octubre de 2015

“Plasticola”, la enfermera payasa que hace reír a sus pacientes

TUCUMÁN:Se trata de María Alejandra Acosta, quien es especialista en cuidados paliativos. Desde 2007 trabaja en la sala de Oncología del hospital Centro de Salud y además es la presidenta de la Fundación Payaterapeutas de la provincia.

Además es la presidenta de la Fundación Payaterapeutas de la provincia. Su objetivo es que las personas que sufren enfermedades terminales puedan divertirse y celebrar cada día de vida.
María Alejandra Acosta, es enfermera y presidenta de la Fundación Payaterapeutas de Tucumán, una entidad que se encarga de hacer reír a los pacientes que más lo necesitan.
Acosta, de 43 años, es divorciada y no tiene hijos y, desde el 2007 trabaja en la sala de Oncología del hospital Centro de Salud, un lugar en donde muchos pasan sus últimos días de vida. Cuando llegó, era un espacio feo, gris y silencios, no obstante, ella pensó ‘es el paraíso, quiero estar para siempre aquí’. “Recuerdo que uno de los jefes levantó un teléfono y le comentó a alguien: ‘estoy con una loca fascinada por trabajar aquí’”, recuera la enfermera en diálogo con La Gaceta  de Tucumán.
La enfermera que se especializó en salud pública y luego en cuidados paliativos tiene el don de hacer reír a los que sufren. Cuando llega a su lugar de trabajo se pone su peluca fucsia, una nariz colorada, su pollera amarilla, medias naranjas, dos zapatos diferentes y una chaqueta colorida. Vestida con toda su indumentaria se transforma en “Plasticola”, una persona que sólo permite que se le peguen cosas lindas.
Los payaterapeutas visitan a los pacientes oncológicos del Centro de Salud los ven los sábados. “Cuando recién empecé a los médicos no les gustaba. Me prohibieron y me llevaron a la guardia. Decían que me burlaba de los adultos. Pero no me quedé de brazos cruzados. Inicié una investigación sobre terapia de la risa en la que demostré cómo después de una visita de un payaso un paciente mejora su estado de salud durante 72 horas. Y así pude volver a mi pasión, la sala de Oncología”, recuerda Acosta.
Más allá de su personalidad simpática, confiesa que existen pacientes que no se quieren reír, entonces ella les dice: “Perdí a mi papá antes de nacer. ¿Saben qué día? Era un Día del Padre y tuvo un accidente. Mi mamá falleció a mis 12 años. Y era el Día de la Madre ¿Y saben qué más? En 2006 me casé muy enamorada. Pensé que era lo mejor que iba a pasar. Me duró dos meses. Pero la vida es tan linda. Ser felices depende de nosotros”, asegura.
A pesar de los momentos difíciles, María Alejandra insiste en que hay que diverirse y celebrar cada día. “Creo que en el fondo elegí esto porque me parece injusta la vida: cuando nacés todos te reciben y cuando te estás yendo es más común que te abandonen y estés triste. También es injusto que no te puedas reír en el final de la vida, que no puedas volver a divertirte como un niño”, finaliza con una sonrisa. 

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