Fueron más de 10 los disparos que se escucharon en la zona del Hipódromo, ayer a la madrugada. De un lado estaban dos delincuentes armados y del otro, el empresario de la movida tropical Rubén Orlando Campero, de 61 años. Este último intentaba defenderse de un asalto cuando llegaba a su casa con la recaudación de un baile que, en ese momento, se desarrollaba en Floresta.

Campero, que recibió dos balazos, está internado en la terapia intensiva de un sanatorio privado. Su pareja, Viviana Navarro, que se encontraba con él al momento del ataque, relató a este diario cómo sucedió el hecho. 

Según dijo la mujer, el sábado a la noche se presentaba el cantante cuartetero Ulises Bueno en un baile que el empresario realizaba en Floresta. Campero trasladó en su auto al representante del músico hasta el lugar del recital, alrededor de las tres. Allí lo dejó, retiró el dinero de la recaudación de la boletería y lo metió en el baúl del vehículo. Después condujo hacia el hotel Hilton, en la zona del ex Abasto, donde permaneció casi 10 minutos.

Navarro contó que en ese hotel lo esperaban ella y su hermana. Ambas subieron al auto con el empresario y se dirigieron al stud del Hipódromo adonde él vive. “Parece que ya lo venían siguiendo desde Floresta”, estimó la mujer. Cuando llegaron a destino, ella abrió la puerta del auto e intentó bajar. En ese instante advirtió que dos motocicletas, cada una con dos hombres a bordo, habían detenido la marcha detrás de ellos.

Dos de los motociclistas se bajaron y se acercaron a las víctimas. Navarro subió rápidamente al auto e intentó cerrar la puerta, pero uno de los delincuentes se lo impidió y la apuntó con un arma en la cabeza. “¡Entregame la plata! ¡Abrí el baúl que ahí tenés la plata!”, le ordenó el asaltante.

“Él (por Campero) les dijo que se tranquilicen, que ya les daba la plata. Sacó la pistola, la cargó y, cuando el tipo dio la vuelta para agarrarlo a él, comenzaron los tiros”, relató la pareja del empresario. Según recordó la mujer, los ladrones hicieron nueve o 10 disparos, mientras que Campero habría gatillado tres o cuatro veces.

En cuanto se desencadenó el tiroteo, Navarro se arrojó al piso. Su hermana, que iba sentada atrás, se acostó sobre el asiento del auto. En medio de la desesperación, la pareja del empresario le entregó su cartera al delincuente. La otra mujer, también atemorizada, les entregó la valija donde tenían el dinero, pero los ladrones no se la llevaron. “Unos 10 minutos antes habíamos pasado la valija del baúl para adelante. Cuando mi hermana la entregó parece que pensaron que no era, creyeron que tenía ropa y no se la llevaron”, explicó Navarro.

Uno de los asaltantes recibió un balazo, por lo que volvió a subir a la moto y los cuatro escaparon del lugar. Campero, por su parte, entró a su casa. “Se sentó en el escritorio, dejó el arma y perdió el conocimiento”, recordó su pareja. El empresario había recibido dos disparos, en el brazo y la pierna izquierda. 

“Nos cansamos de llamar a la ambulancia y nunca llegaron. Se desangró media hora hasta que lo cargaron en un patrullero y la Policía lo llevó al hospital”, contó la mujer. Campero recibió los primeros auxilios en el Centro de Salud y más tarde lo trasladaron a un sanatorio privado. “Para mí, ellos iban a sacar la plata y a matarlo, estaban jugadísimos”, comentó Navarro.

Un detenido

Casi simultáneamente, ingresó otro hombre al Centro de Salud con una herida de bala. A los médicos les llamó la atención las coincidencias de modo y horario y se lo comunicaron a la guardia policial. Cuando intervino el fiscal de Instrucción de la V° Nominación, Washington Navarro Dávila, ordenó que el herido permanezca en calidad de detenido hasta que se encuentre en condiciones de declarar y explicar a qué se debe ese disparo. Los investigadores están convencidos de que se trata de uno de los asaltantes que se enfrentaron con Campero.