Lunes 16 de Septiembre de 2024

ECONOMIA

10 de agosto de 2024

Alimentar al mundo sin desperdiciar: estrategias desde Argentina

En el país, las pérdidas en cadenas como la manzana y el tomate superan el 30%. Se trabaja en soluciones integrales para mitigar el problema

 ElSegún la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), aproximadamente un 30% de los En América Latina, se desperdicia alrededor del 10% de los alimentos, lo que equivale a 130 millones de toneladas al año. En Argentina, un estudio del 2015 estimó que el desperdicio ascendía al 12.5% de la producción total de alimentos.

Los resultados preliminares mostraron una gran variabilidad, con pérdidas que oscilan desde un tercio en manzana y tomate, hasta valores mucho menores en arroz, girasol, carne bovina y trigo.

Las pérdidas y desperdicios de alimentos pueden clasificarse en dos categorías: pérdidas durante la producción y distribución, y desperdicios en la etapa de consumo final.

 

En las etapas de almacenamiento y transporte, especialmente en productos hortícolas, la falta de cámaras y transportes refrigerados es un factor crucial. Esta carencia reduce la vida útil de los alimentos, incrementando las pérdidas. Conocer los segmentos específicos donde ocurren estas pérdidas abre la posibilidad de implementar mejoras efectivas.

Frente a este panorama, la mitigación del desperdicio de alimentos es una prioridad a nivel mundial y local. En 2013, Argentina creó un espacio dentro del entonces Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación para abordar esta problemática. En 2018, se formalizó el Plan Nacional de Reducción de Pérdidas y Desperdicio de Alimentos, que involucra a una red amplia de ONG, empresas, universidades y gobiernos locales. A nivel mundial, varios países han adoptado medidas para reducir el desperdicio de alimentos. Estas incluyen:

 

  1. En Argentina, el equipo de Agronegocios de la FAUBA trabaja con 30 municipios para motorizar planes estratégicos de reducción de pérdidas y desperdicios de alimentos. Las características específicas de cada localidad determinan las medidas concretas a implementar. Por ejemplo, en municipios donde el turismo y la gastronomía son sectores clave, se enfocan en reducir los desperdicios en restaurantes y hoteles.

    El compromiso de reducir el desperdicio alimentario no recae únicamente en los agricultores y productores. Como consumidores, también tenemos un papel crucial que desempeñar. Adoptar hábitos de consumo responsable, como planificar las compras, almacenar adecuadamente los alimentos y reutilizar sobras, puede hacer una gran diferencia.

    Además, los consumidores pueden apoyar a productores locales que adoptan prácticas sostenibles y comprar productos de temporada, que suelen tener menos pérdidas asociadas a su producción y transporte.

    La colaboración entre gobiernos, empresas, organizaciones y ciudadanos es esencial para alcanzar este objetivo y asegurar la sostenibilidad del sistema alimentario global.

    FUENTE: SLT FAUBA

     

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