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MUNDO
26 de diciembre de 2020
Rusia y China distribuyen sus vacunas contra el COVID-19 mediante acuerdos con países de medianos y bajos ingresos, pese a no haber terminado la fase 3 pruebas.
A casi un año de haber sido declarado el brote de COVID-19 como pandemia, algunas compañías farmacéuticas como Pfizer y Moderna, aseguran haber encontrado una vacuna eficaz. Mientras, los países pobres que respaldan y compran las vacunas rusas y chinas, afirman que tienen el potencial suficiente para ser eficaces, pero aún no han sido comprobadas del todo.
Los países más ricos como Estados Unidos, Canadá y Reino Unido, mediante acuerdos internacionales con COVAX (proyecto de la OMS para el desarrollo y distribución de las vacunas) se han asegurado una cantidad importante de vacunas comprobadas y certificadas. Lo que deja un poco fuera del juego a naciones con menos recursos como Perú o Bangladesh. Ya que las farmacéuticas tienen una estimación muy limitada de producción para el año entrante.
Con el nombre de Sputnik V, Rusia ha bautizado a su vacuna que pretende frenar el contagio por coronavirus. Pese a que sus resultados oficiales no han sido publicados, las expectativas de la comunidad científica rusa y gran parte de la internacional, es positiva. En este sentido, varias alianzas y acuerdos con países de tercer mundo como Argentina, Venezuela y Bolivia han permitido que algunas dosis sean administradas en su territorio, como parte de la fase 3 de las pruebas. Por su lado, países como Turquía y Camboya expresan sus dudas sobre los fármacos.
China, mediante su farmacéutica Sinofarma, ha logrado extender su vacuna Sinovac, a regiones como Brasil, India, Perú, Emiratos Árabes Unidos, Bahrein, Pakistán, Turquía, Egipto, Arabia Saudita e Indonesia. Todo esto tras un velo de comentarios y críticas, que colocan en duda la eficacia del fármaco y ven la intervención del país asiático como una jugada política estratégica.
[Países pobres compran vacunas rusas y chinas que no han sido comprobadas]
enfermera con vacuna del covid-19
Opiniones científicas
Naor Bar-Zeev, médico de enfermedades infecciosas y que trabaja como profesor en la universidad Johns Hopkins, asegura que la eficacia de las vacunas rusas y chinas están siendo puestas en dudas por razones meramente nacionalistas. Aunque tampoco afirma que los fármacos sean eficaces, pues habrá que esperar los resultados que arrojen la fase 3 de las pruebas. Pero, insiste en que no existe razón científica para pensar que no funcionarán.
Desde Reino Unido, el profesor de farmacoepidemiología de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres, Stephen Evans, acepta que la poca confianza en los fármacos rusos y chinos puede tener alguna justificación. Pero, también afirma que descartarlas o no tomarlas en cuenta sería un error. Pues, estos dos países poseen buenos profesionales y expertos en vacunas e inmunología.
Los últimos datos ofrecidos por Rusia, aseguran que la Sputnik V arroja un 91,4 % de eficacia en la prevención de la infección. Además, que los vacunados que llegaran a contraer coronavirus no presentarían cuadros asintomáticos graves. Lo que proporcionará un poco más de confianza a los países que hoy compran el fármaco.