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MUNDO
22 de julio de 2024
GILA es la división que acaba de crear Volvo para manejar las operaciones de 61 países de todo el mundo desde Brasil. México concentra ahora los 12 mercados regionales, mientras esperan señales de Argentina. El país un interrogante. La compañía espera reducciones arancelarias.
El evento de lanzamiento del Volvo EX30 en México tuvo un ingrediente adicional al del producto que oficialmente llega a Latinoamérica para tratar de competir en la franja de los SUV-B eléctricos con un producto Premium. Sirvió también para tomar dimensión del potencial que tiene Sudamérica a nivel global, pero Brasil en particular, para una marca de origen sueco, que ahora es propiedad del holding Geely y que ha tomado la decisión de expandirse a un público más masivo en todo el mundo.
“De esos 61 países, 12 corresponden a América Latina y el resto son importadores de Europa y Asia. Todo el conjunto es GELA y se maneja desde la oficina de San Pablo, lo que es un verdadero orgullo para nosotros como región”, dijo Andrea Burgos, Manager de importadores de Volvo de Latinoamérica. “Así, desde Brasil se manejan dos grandes organizaciones comerciales, una es GILA y la otra es la del propio país. Entonces, a partir de enero, hemos decidido que la oficina de México, que hasta entonces sólo se ocupaba de este país, estamos haciendo que se ocupe de las operaciones de todos los países de Latinoamérica”, completó.
Dentro de los 12 importadores de Latinoamérica, naturalmente está Argentina, donde por la carga de impuestos y aranceles, el mismo Volvo EX30 que en Chile cuesta 37.500 dólares y en Uruguay 44.900, a nivel local tiene un precio previsto para su lanzamiento en noviembre de 65.000 dólares.“Para nosotros, Argentina es un mercado muy grande. Tenemos las expectativas puestas en ese mercado, pero entendemos que el país está en medio de una transición. Hoy podemos poner un precio del EX30, pero ese precio tiene mucha dependencia de los impuestos. Entonces, en la medida que los aranceles en Argentina se modifiquen, ese precio también se va a modificar. Estamos completamente sujetos a las imposiciones arancelarias de los países, pero vemos con positivismo la situación de Argentina en particular. Si deciden reducir sus impuestos y cambiar las reglas del juego comercial en la industria automotriz, creo que vamos a poder poner un auto con un precio mejor. Hoy, el precio es ese que hemos publicado”, comentó Burgos.
Ese mismo escenario global en el que Volvo está expandiéndose con una nueva organización, tiene una complejidad muy grande para la marca por ser propiedad de una empresa china. Primero fue Estados Unidos el que aplicó 100% de arancel para los productos de esa nacionalidad, y luego ocurrió algo similar en Europa, que fue menos agresiva con la alícuota, pero que de todos modos decidió, al menos por cuatro meses, arancelar los autos eléctricos chinos con distintos porcentajes de acuerdo a la marca y la colaboración que prestaron para las investigaciones por dumping que hizo la Comisión Europea durante el año pasado. A Geely, por lo tanto también a los autos Volvo que proceden desde China, se les aplica el 19,9% de arancel de importación.
Por esa razón, Volvo, que ha decidido que cada nuevo producto que sale al mercado sea 100% eléctrico, comenzará a producir los nuevos modelos también en una de sus plantas europeas, de modo de poder abastecer el mercado propio y otros que presenten barreras arancelarias fuertes contra los productos chinos.
Esta versatilidad es la misma que podría incluso regir para el mercado Latinoamericano, aun siendo que las operaciones de los 12 países se manejan en conjunto desde México desde este año. Si un país de la región hiciera un acuerdo con China, por ejemplo, su condición cambiaría respecto al resto.
“Hoy, si miramos América Latina e incluimos Brasil y México, cada país tiene producción de la fábrica donde es conveniente, ya que la calidad y los estándares son exactamente los mismos. Actualmente, en algunos países tenemos producción china y en otros producción europea”, concluyó Burgos.