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ASTRONOMIA
23 de diciembre de 2020
Los dos planetas más grandes del sistema solar se acercaron en la noche del lunes como no lo hacían desde 1623 y quedaron en el mismo campo de visión. La Estrella de Navidad, como se la llamó en la antigüedad, no volverá a verse igual hasta el 2080.
A las 15:22, horario Argentina, los dos gigantes gaseosos aparecieron en el mismo campo de visión de un instrumento de observación, dando la impresión de rozarse, cuando en realidad se situaban a más de 730 millones de kilómetros entre sí.
Las mejores condiciones para observar este espectáculo se ubicaban en las zonas cercanas el ecuador. En India, cientos de amantes de la astronomía se reunieron en el Museo Industrial y Tecnológico Birla de Calculta, donde pudieron admirar el baile cósmico a través de un telescopio.
El acercamiento aparente entre los dos planetas ya había comenzado hace varios meses, antes de alcanzar una distancia mínima este lunes, dando casi la impresión de que los dos astros en el cielo se convertían en uno solo.
"Este acercamiento aparente entre los dos planetas, la conjunción, es una cuestión de perspectiva: es la distancia relativa proyectada en el cielo terrestre la que disminuye, no su distancia física. Ellos continúan muy alejados entre sí por cientos de millones de kilómetros", explica en su web el Planetario de La Plata.
"Aunque una conjunción planetaria no es algo que ocurre todos los días, no es un evento particularmente raro. De hecho, este fenómeno entre Júpiter y Saturno se produce cada 20 años, aunque la distancia relativa a la que se cruzan varía de evento a evento. En este sentido, la conjunción de este año es relevante porque será una en que estarán realmente muy próximos uno de otro, algo que no ocurría desde 1623. Aunque la última conjunción con mayor aproximación ocurrió hace casi ochocientos años, en 1226", precisa.
A Saturno le demanda 29 años dar la vuelta al Sol, mientras que Júpiter, el más grande de los dos, tarda 12. Así, la Gran Conjunción corresponde al tiempo que necesitan los dos planetas para encontrar posiciones relativas similares respecto a la Tierra.
El fenómeno fue descubierto en 1623, gracias a las investigaciones del astrónomo italiano Galileo Galilei quien trece años antes había descubierto las cuatro lunas de Júpiter: Io, Europa, Ganímedes y Calisto, y un óvalo que rodeaba Saturno que luego se determinó eran sus anillos.