Los artesanos dedicados a la confección de ponchos y otras prendas con lana de vicuña , llama, y hasta seda. Teodora Yapura, oriunda de Belén, señaló que desde hace 20 años asiste a la Fiesta del Poncho y que afortunadamente “todos los años” le va bien, aunque reconoce que actualmente la situación no es la mejor.

“El año pasado se vendió poco, igual que hasta ahora. La gente pregunta precios y todo, pero puede ser que más adelante se decidan a comprar”, comentó la ganadora en 2017 como mejor poncho de vicuña. Teodora tiene ponchos de oveja ($5.000), chales de alpaca ($5.000), ruana de oveja ($3.000). “El año pasado vendí casi al mismo precio porque si no vendo, no voy a poder comprar los insumos. La vicuña se encareció muchísimo, pero a mí me encanta trabajarla”, comentó.

Fátima y Simona Delgado, también de Belén, explicaron que si bien la venta no viene siendo buena desde el año pasado, “la gente busca lo más económico y hoy con la tecnología e industrialización, se deja de lado el proceso artesanal, que tiene su valor por el tiempo que uno le dedica. Para hacer un poncho de seda natural me lleva un año desde que crío el gusano hasta que se hace todo el proceso”, explicó. Los ponchos de seda natural se pueden conseguir entre $70.000 y $80.000. Uno de vicuña $60.000. “Debería haber aumentado, pero por vender mantenemos los precios”, indicó.

En su stand se pueden conseguir chalinas de vicuña por $25.000 o ponchos de lana de llama desde $4.000 hasta $13.000 uno de hilado no; también puyos de llama de 2 plazas por $6.000 o de plaza y media por $5.000.
El atractivo principal y la esencia de la Fiesta Nacional e Internacional del Poncho es justamente la prenda que le da el nombre al evento. Como para cada edición de la esta, los tejedores y artesanos se prepararon durante meses para exponer y vender sus trabajos.

Este año, la mayoría de los artesanos textiles, coincidieron en remarcar que no aumentaron sus precios del años anterior, para sostener la venta, y quienes lo hicieron fue un porcentaje "ínmo" que no se compara a la inación interanual de precios, que fue del 57%. A su vez coincidieron en que la mayoría compra utilizando la tarjeta de crédito.

Por su parte Mónica Reynoso, de Capital, que expone sus prendas en el poncho desde hace 14 años comentó que se dedica a la llama, hilada en huso y algodón. Sus prendas tienen un estilo urbano “para que lo pueda usar el común de la gente”. Ofrece una manta de llama por entre $4.000 y $5.000. Una chalina desde $3.000 y corbatines o bufandas en $1.500.

Comentó que en los primeros tres días de Feria le fue bastante bien. “Siempre uno tiene que aumentar un poco los precios, pero no hay que espantar al turista que compra. En la materia prima respecto del año pasado hay una gran diferencia, pero no le recarguen en el precio para que esté al alcance de todo el mundo”, remarcó.

Hace 33 años que Francisco Álvarez, de Belén asiste a la Fiesta. Ofrece ponchos de llama desde $8.000 hasta uno de $20.000 uno que tardó 5 meses hacerlo; también puyos de 2 plazas ($5.500), guantes y gorros ($450). También espera con expectativa de que las ventas sean buenas esta edición.

En tanto que desde Fray M. Esquiú, Guillermina Zárate, muestra sus trabajos en vicuña desde el año 2003 en la Fiesta en ponchos, medias mantas y corbatines, que varían dependiendo el precio de la calidad y grosor de hilo. “Siempre me fue bien generalmente. Un poncho trabajándolo yo sola es un año de trabajo y a veces más. Para hilar nomás son 8 o 9 meses”, comentó. Un trabajo así vale $60.000 y aseguró que el precio es el mismo que el año pasado.

Los artesanos coincidieron en señalar que fue de gran benecio la implementación de la venta a través de las tarjetas de crédito, ya que “la gente ya no anda con efectivo prácticamente”. Si bien la dirección de Artesanías ofrece el servicio de venta mediante tarjeta para quien no lo tenga, la mayoría ya cuenta con posnet.