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MUNDO
8 de julio de 2019
Las medidas que propone el nuevo primer ministro griego supondrán una bajada enorme en la recaudación del Estado
Lleva toda la campaña prometiéndolo y ahora, una vez ha conseguido su objetivo, se supone, deberá cumplirlo. Kyriakos Mitsotakis, nuevo primer ministro griego, lleva meses desgranando sus propuestas para la economía griega y todas se basan en lo mismo: bajar y bajar impuestos. Repartir ayudas y subir salarios.
Pero no lo tendrá fácil, porque aunque Grecia ha salido oficialmente del rescate bancario desde hace un año, el Estado tiene superávit primario —que excluye el pago de los intereses de la deuda— y el Producto Interior Bruto (PIB) subió un 1,8% en 2018, la economía griega sigue aún muy tocada de los 10 años de crisis.
Aún no se puede cantar victoria. La deuda pública alcanza el 170% del PIB, la tasa de desempleo está en el 18% —con los últimos años, bajo el gobierno de Alexis Tsipras, esta cifra se ha reducido en diez puntos, pero la mayoría de trabajos creados son precarios— y las pensiones han sido reducidas hasta en 13 ocasiones a lo largo de la crisis. Cientos de miles de pensionistas griegos cobran 400 euros al mes de pensión, una cifra irrisoria que condena a muchos de ellos a tener que trabajar ilegalmente pasada la jubilación.
Las promesas de Mitsotakis son muchas y todas supondrán una bajada enorme de la recaudación del Estado. «Está claro que, para poder hacerlo, el nuevo Gobierno necesitará conseguir el consenso de los acreedores de Grecia, especialmente en la Unión Europea», asegura Yorgos Christidis, profesor de la Universidad de Macedonia.
Crecimiento
Mitsotakis ha prometido que duplicará el crecimiento de la economía durante su mandato. Y lo hará, ha dicho, bajando impuestos en todos los flancos posibles: reducirá el impuesto de sociedades del 28% al 20% en dos años, los distintos tramos del IVA en dos puntos porcentuales, el IRPF pasará del 22% al 9% para las personas con ingresos inferiores a los 10.000 euros anuales. También ha prometido aumentar el salario mínimo, que, en la actualidad, tras haber sido bajado en varias ocasiones, se sitúa en 650 euros.
«Dadas las restricciones financieras que el Gobierno griego tiene, queda por ver si serán capaces de hacer todo lo que prometen e implementar su programa o se "adaptarán a la realidad", continúa Christidis.
Evidentemente, los miembros de Nueva Democracia (ND), de momento, solo hablan de que cumplirán sus promesas. Y la receta, para hacerlo, será el crecimiento económico. «Compensaremos la bajada de recaudación con la apertura a las inversiones —dice Haris Theoharis, parlamentario de ND—. Quitaremos los frenos a la economía que ha puesto Syriza. El crecimiento del PIB llegará al 4% anual. Se lo decimos al mundo: Grecia está open for business».