Al menos 547 niños del coro de la catedral de Ratisbona, en el sur de Alemania, fueron víctimas de abusos físicos y sexuales entre 1945 y principios de los años 90, reveló el informe final que investigó un escándalo que salpicó al hermano del papa emérito Benedicto XVI.   

El abogado Ulrich Weber, encargado de arrojar luz sobre lo ocurrido, a partir de la investigación encargada por el obispado, expresó que la violencia fue infligida, sobre todo, a los estudiantes de tercero y cuarto de primaria del coro conocido en Alemania como “Regensburger Domspatzen” (Los gorriones de la catedral de Ratisbona).     

"Los afectados describieron sus años escolares como una prisión, como un infierno y como un campo de concentración. Muchos se referían a esos años como la peor época de su vida, caracterizada por el miedo, la violencia y el desamparo”, señaló el letrado, según consignó la agencia de noticias DPA.    

Weber considera que el hermano del papa emérito tuvo conocimiento al menos de los castigos físicos que se infligían en la institución, aunque probablemente no de los casos de abusos sexuales.

Ni él ni el resto de sacerdotes tomaron medidas, al imperar lo que el autor del informe denomina una “cultura del silencio”, lo que ha dificultado la investigación de esos casos aún ahora, según informó la agencia EFE. 

Weber ha identificado en su informe a 49 personas que “con alta probabilidad” incurrieron en esas prácticas, de las cuales nueve perpetraron las agresiones sexuales.

Como responsable de esa situación por razones de jerarquía, Weber señaló al entonces obispo de Ratisbona, Gerhard Ludwig, quien “no abordó con la responsabilidad debida” la tarea de esclarecer lo ocurrido.

Las víctimas de abusos del coro de la catedral de Ratisbona serán indemnizadas con hasta 20.000 euros (23.000 dólares). 

El escándalo generó gran interés a nivel internacional cuando salió a la  luz debido a que el hermano del papa emérito Benedicto XVI, Georg Ratzinger, fue director del coro durante treinta años, concretamente entre 1964 y 1994.    

"Si hubiera conocido los excesos de violencia que se estaban utilizando, habría hecho algo (...) Pido perdón a las víctimas. Al principio, yo también daba bofetadas, pero siempre tuve mala conciencia”, dijo Georg Ratzinger en una entrevista concedida en 2010 a la prensa alemana.

El representante del colectivo de víctimas, Peter Schmitt, elogió el trabajo de Weber, por considerar que ha contribuido enormemente a sacar a la luz esos casos, aunque advirtió que sigue habiendo una “cifra oscura” de víctimas anónimas que no se han atrevido aún a relatar la experiencia vivida.