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INTERNACIONALES
30 de mayo de 2017
El presidente de Brasil prometió al empresariado que insistirá con la reforma previsional y laboral, aseguró que seguirá hasta en fin de su mandato y evitó hablar del escándalo de corrupción. Además, el Banco Interamericano de Desarrollo afirmó que la economía saldrá "fortalecida tras la crisis política".
El presidente Michel Temer aseguró este martes que no existe "Plan B" en su agenda de gobierno y que continuará en el cargo para entregar en 2018 a su sucesor "la casa en orden", durante un discurso ante decenas de empresarios e inversores nacionales y extranjeros, en el que buscó el apoyo del poder económico para aprobar las reformas previsional y laboral.
"Quien tome el comando de esta locomotora que estamos dejando encontrará a fines de 2018 la casa en orden", remarcó Temer durante la apertura del Brazil Investment Forum, en San Pablo.
Allí, la política económica de Temer fue avalada por el presidente del Banco Interamericano de Desarollo, (BID), Luis Alberto Moreno, quien afirmó que la novena economía del mundo saldrá "fortalecida tras la crisis política" y que "las reformas que impulsa el gobierno no se animaron a encararlas los países más ricos" .
Considerada por los voceros del gobierno como una suerte de búsqueda de "refundación" del gobierno ante el mercado, luego del escándalo del 17 de mayo, cuando fueron divulgadas conversaciones avalando sobornos entre el presidente y el empresario delator Joesley Batista, del frigorífico JBS, Temer buscó oxígeno en el poder de los inversores.
Todos sus aliados dijeron presentes para apoyarlo, entre ellos los jefes de las dos cámaras legislativas y el canciller Aloysio Nunes, representante del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), que enfatizó que Temer "entregará un país mejor el 1 de enero de 2019", en una clara declaración de respaldo antes empresarios de 42 países y 20 sectores.
Temer evitó hablar del escándalo de corrupción y dijo que las instituciones "están funcionando y son sólidas".
El mandatario volvió a la carga con su agenda económica: "Son indispensables las reformas para la credibilidad del país; pusimos los rieles para el crecimiento del país y a fines de 2018 entregaremos la locomotora andando. Quien tome el comando de esta locomotora que estamos dejando encontrará a fines de 2018 la casa en orden".
La declaración de Temer tiene también contenido político para sus aliados que buscan un sucesor y frente al veredicto del Tribunal Superior Electoral (TSE) sobre sus cuentas de campaña, que puede destituirlo del cargo o volver a postergar la resolución de un fallo que pondría a Brasil nuevamente en la búsqueda de un gobernante por la vía indirecta, es decir, por elección del Congreso.
Temer está investigado por el Supremo Tribunal Federal desde hace dos semanas por corrupción, obstrucción de la justicia y asociación ilícita a raíz de la grabación en la que el empresario le cuenta que está pagándole sobornos a jueces, fiscales y al ex jefe de Diputados Eduardo Cunha, preso y el cerebro del impeachment contra Dilma Rousseff, con el que el ahora mandatario accedió a la presidencia.
A los empresarios y CEO de multinacionales y empresas nacionales, Temer les dijo que no hay "Plan B" y que hay que insistir con la reforma previsional y la laboral, que generó la mayor huelga general, el pasado 28 de abril, de los últimos treinta años.
"Nos guía la responsablidad fiscal. si de hecho queremos un futuro mejor, digo sin miedo a equivocarme, no hay plan B. La responsablidad nos dará frutos", sostuvo.
El mandatario aseguró que las reformas no afectan derechos garantizados en la Constitución y que generarán un clima de inversiones que según el ya se está generando, con la caída de la inflación a menos del 4,5% (meta oficial) y el considerado cese de la recesión en el primer trimestre.
"La economía se recupera y encuentra a un gobierno determinado a llevar reformas que abren nuevas oportunidades. Nuestro gobierno devolvió a Brasil el camino del desarrollo y no nos apartaremos de este rumbo; no permitiremos que pongan el riesgo el camino, luego de que hubo momentos con medidas populistas", dijo, en referencia a su antecesora y ex compañera de fórmula Rousseff.
Temer tuvo el respaldo institucional para las reformas en el acto por parte del gobernador de San Pablo, Geraldo Alckmin, del PSDB y presidenciable para 2018 pero también aparecieron cerrando filas con el gobernante el jefe de Diputados y número 2 del país, Rodrigo Maia, del conservador Demócratas, y el titular del Senado, Eunicio Oliveira, del PMDB.
"Este gobierno quiere reducir con las reformas los privilegios de los empleados públicos respecto del resto de los trabajadores del país; queremos reducir el rol del Estado y que apenas sea un articulador para facilitar la inversión. Vamos a hacer las reformas para garantizar a las empresas invertir y darle seguridad a la población", dijo Maia, quien en caso de renuncia de Temer debe convocar en 30 días elecciones indirectas.
Maia, considerado también como un presidenciable en caso de que Temer sea destituido en el juicio electoral del 6 de junio, dijo que pondrá en votación las reformas "en cuestión de semanas".
Mientras tanto, en el Congreso, los dos proyectos enfrentan posibles modificaciones frente a la deserción de cuatro partidos tras los escándalos de corrupción: la reforma laboral está en el Senado y parte del PMDB, el ala rebelde, quiere modificarla a pedido de los sindicatos.
La reforma previsional está más lejos que hace dos semanas: el gobierno necesita más de 308 votos para aprobarla en la Cámara de Diputados en la primera sanción debido a que se trata de una enmienda constitucional.
En caso de que no se llegue a alcanzar ese número, la idea es hacer una reforma recortada, con algunos puntos clave enviados por medidas provisorias (decretos con obligación de tratamiento urgente por el legislativo).
El presidente defendió la mano dura de su gobierno frente a las manifestaciones violentas realizadas la semana pasada en Brasilia durante una marcha para pedir su renuncia, tras lo cual lanzó a la calles por 24 horas a las Fuerzas Armadas en la capital federal.
"El diálogo es la marcha de nuestro gobierno para pacificar el país; discutir, sí, las divergencias, pero cuando sean agresiones físicas como lo fue la depredación de los ministerios en Brasilia no dudaremos en aplicar medida sanadoras para restablecer lo que dice nuestra bandera: orden y progreso", explicó.