Viernes 22 de Noviembre de 2024

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21 de febrero de 2017

Denuncian a los hijos del Presidente por escandalosa evasión de impuestos

Se trata de los tres herederos del primer matrimonio de Mauricio Macri. Gimena, Agustina y Francisco Juan tienen el 24 por ciento (8% cada uno) de la empresa multinacional Socma.Pese a esto, solo figuran en la Inspección General de Justicia como monotributistas: no pagan Ganancias ni presentan declaraciones juradas patrimoniales

En la conferencia de prensa del jueves pasado en la Casa Rosada, en la que el Presidente Mauricio Macri habló en su discurso sobre “transparencia”, un periodista del diario Hoy y la Red 92 le preguntó: “¿Cómo se genera confianza si se intentó condonar una deuda del Correo Argentino equivalente a 70.000 millones de pesos?”. Es que Franco, el papá del mandatario, fue dueño del Correo hasta 2003 y, a pesar de tener una deuda millonaria con el Estado, nunca la pagó. 

Indudablemente esta situación habla de connivencia con el kirchnerismo, pero también de la falta de honestidad por parte de la familia Macri para saldar compromisos adquiridos. Ahora bien, el escándalo que se generó por el intento fallido de licuar la millonaria deuda provocó que saliera a la luz otra gravísima irregularidad: tres hijos del Presidente son accionistas de la empresa multinacional Socma y aún así figuran como monotributistas, en una clara acción para evitar pagar el impuesto a las Ganancias y eludir la presentación anual de declaraciones juradas patrimoniales.

El portal Nuestras voces difundió el 16 de febrero último, en una nota firmada por Gabriela Cerruti, que, desde hace dos años, Agustina, Gimena y Francisco Juan, los tres hijos de Macri con su primera esposa Ivonne Bordeu, aparecen según los registros de la Inspección General de Justicia como propietarios, en un ocho por ciento cada uno, de Socma Americana Sociedad Anónima.

Lo que llama la atención y pone de nuevo en duda la transparencia del Presidente es que, a pesar de ser accionistas de una de las mayores empresas argentinas y americanas y partícipes y herederos de una fortuna incalculable, los hijos de Macri están registrados como monotributistas.

De acuerdo al informe, Agustina Argentina Macri, de 34 años, fundó su primera empresa a los 27 años: se asoció con su abuelo Franco Macri en 2010 para poner en marcha una empresa audiovisual que cerraron un año después sin que hubiera tenido ninguna actividad. En enero de este año, volvió a insistir: se asoció con su hermano menor, Francisco Juan, y formaron Sancarlos SBA para importar cámaras y equipos audiovisuales. 

Curiosamente, a pesar de tener estos emprendimientos y de ser accionista de Socma, la empresa que es dueña de las mayores constructoras, fábricas de automóviles, empresas aéreas, el excorreo, extensiones agropecuarias y otros emprendimientos varios, Agustina sigue siendo monotributista.

Por su parte, Francisco Juan, el menor, de 27 años, también es monotributista, a pesar de ser beneficiario de la demanda, por ejemplo, por la cual su empresa reclama al Estado que preside su papá 70.000 millones de pesos.

Y Gimena, de 32 años, está inscripta como monotributista Clase A, la más baja, que contempla una facturación anual no mayor a 86.000 pesos. Es decir, 7.166,66 pesos por mes.

La estructura de la composición accionaria 

Esta semana se conoció la muerte de Néstor Leonardo, el último marido de Sandra, hermana de Mauricio Macri.

Leonardo denunció que era espiado por Mauricio Macri cuando este era jefe de gobierno de Capital Federal, lo que derivó en una causa judicial que cerró, de manera apresurada y sospechosa, el juez federal Sebastián Casanello ni bien el expresidente de Boca Juniors se transformó en el mandatario argentino.

El matrimonio entre Leonardo y Sandra duró diez años, a pesar de la persecución familiar, que tuvo su pico cuando se conoció que Leonardo era escuchado por Macri. 

Sandra falleció y, con su deceso, sus hermanos decidieron resolver la sucesión por su cuenta: la “sacaron” de la sociedad, en la que tenía un 20 por ciento de las acciones, y armaron una offshore en Londres.

Desde que Franco Macri dejó a sus hijos sus empresas, en 2009, Mariano se había hecho cargo del manejo de las subsidiarias en Brasil y Gianfranco en la Argentina. El pase de las acciones de Mauricio Macri a nombre de sus hijos se dio luego de la muerte de 

Sandra y en medio de una feroz interna familiar que tiene todavía a Mariano, el menor de los varones, en juicio contra Socma, reclamando una parte de las acciones que le habrían quitado en ese momento.

El escándalo del Correo sacó a la luz esta composición accionaria de la empresa. ¿Se animará la Justicia a investigar si los hijos de Mauricio han estafado al Estado?

¿Así se genera confianza?

“Usted hablaba en su discurso acerca de transparencia, de generar confianza. Entonces la pregunta es: ¿cómo se genera confianza si se intentó condonar una deuda del Correo equivalente a 70.000 millones de pesos? ¿Cómo se genera confianza al condonar una deuda millonaria a las empresas eléctricas? ¿Cómo se genera confianza con 50 funcionarios de este Gobierno que están imputados en diferentes causas, como usted, la vicepresidenta Gabriela Michetti y varios ministros? Con estos antecedentes, ¿cómo se combate la corrupción?”.

Esa lluvia de interrogantes fueron planteados al Presidente Mauricio Macri por el periodista Federico Tártara, del diario Hoy y la Red 92 el jueves pasado, y el primer mandatario recurrió a una triste afirmación: “Veo que no tenés una buena visión de lo que veníamos haciendo”.

Hay que recordar que Macri, durante los años 90, integró, como director, la compañía que no le pagó el canon al Estado, causando un enorme daño al erario público. Es más, durante el gobierno de Fernando de la Rúa se intimó al Correo Argentino SA para que cancelara ya la multimillonaria deuda que arrastraba la empresa. ¿Cuál fue la respuesta del Grupo Macri? Hizo como si nada hubiese pasado y, luego de que el timorato De la Rúa huyera en helicóptero en diciembre de 2001, el holding empresario liderado por Franco Macri terminó transando con el gobierno de Eduardo Duhalde y, posteriormente, con Néstor Kirchner y Cristina Fernández, para estirar los plazos lo máximo posible y así licuar (con las distintas devaluaciones) una deuda que se había contraído cuando un peso equivalía a un dólar.

Ahora se suma la evasión de impuestos de sus hijos. Todo parece indicar que Mauricio debería reflexionar, al igual que su familia. Y, ante la pregunta “¿así se genera confianza?”, la respuesta debería ser: “Cambiemos”. En serio.

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