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INTERNACIONALES
9 de noviembre de 2016
El candidato republicano se convirtió esta madrugada en el nuevo presidente electo de Estados Unidos al derrotar a la demócrata Hillary Clinton.
La elección presidencial deja a la mayor economía del planeta ante una profunda división política, y al resto del mundo en alerta debido a las preocupaciones y la incertidumbre que despertaron las propuestas de Trump, centradas en un discurso anti globalización y por momentos xenófobo.
En un desenlace que recordó al Brexit y al impactante "No" de los colombianos al acuerdo de paz con las FARC, Trump ganó la Casa Blanca enfrentando a la élite política y mediática del país, incluyendo a buena parte de su propio Partido Republicano.
Para sus votantes, en su mayoría blancos de clase trabajadora, la victoria del magnate inmobiliario es un auténtico milagro que reescribe los manuales sobre cómo se hace política en un país con millones de personas desencantadas con la dirigencia tradicional.
Para tantísimos otros, en cambio, es un salto al vacío y un retroceso para un país de enorme diversidad cultural y deseoso de una mayor igualdad de género, así como una amenaza a las conquistas logradas por el presidente saliente Barack Obama, especialmente su reforma del sistema de salud.
Contra todos los pronósticos, Trump, de 70 años, se impuso en los decisivos estados de Florida, Ohio y Carolina del Norte, una notable demostración de fuerza en una reñida carrera por la Casa Blanca.
Trump también dio batalla en los estados industriales del norte y noreste de Estados Unidos, como Michigan y Wisconsin, que habían acompañado al Partido Demócrata de Clinton y Obama en las elecciones presidenciales de las últimas tres décadas. El republicano ganó también en Iowa, un estado industrial del Medio Oeste que había votado por los demócratas en seis de las últimas siete elecciones presidenciales y que Obama había ganado las dos veces que se postuló. También triunfó en Pensilvania, donde un republicano no se imponía desde 1988.
El escrutinio se extendió entrada la madrugada, hasta que finalmente Trump superó los 270 votos electores necesarios para consagrarse presidente, según el sistema de elección indirecta de Estados Unidos.