Lunes 13 de Mayo de 2024

REFLEXIONES DE VIDA

18 de junio de 2016

Nuestro prójimo nos espera…SIEMPRE

Hemos vivido la hermosa experiencia de extender la mano

Este viernes pasado por la mañana nos dirigimos a un pueblo llamado “Las Juntas” en el departamento Ancasti, a unos 120 km de esta capital. Llegaríamos con el afán de poder realizar algunos estudios cardiológicos a todo aquél que nos permitiera.

Las juntas te espera,  luego de recorrer un largo camino, sinuoso, difícil en su cronología de curvas, que requiere el sigilo y la paciencia de aquel que está convencido. La emoción se acrecentó mientras recorríamos el amanecer; mi pecho era guiado, sin saberlo aún, por la intensidad de un pueblo que esperaba en soledad. Al llegar, fuimos recibidos en casa de Verónica, guiados por Cecilia; cálidas, generosas, profundas en su emoción, ciertamente orgullosas de su gente. Su abrazo, permitió en mi corazón entender que las distancias requieren ser recorridas. 

Con el transcurso de las horas la gente fue llegando con cierta timidez, como si la soledad se olvidara de ellos en el tiempo. Sus ojos escriben historias que transitan con tibieza su mirada; sus manos temblorosas callan su agonía en profundas grietas; entonces,  lo ajeno es cercano, sus ojos invaden mi alma, su silencio es el grito en mi pecho. La distancia se retiró al no poder rivalizar nuestro encuentro. 

Fui conociendo sus historias, silentes y profundas, tibias y solitarias, y fui  entendiendo que aquellos que podemos, debemos tener el compromiso moral y emocional de llegar a estos lugares para vivir  la increíble experiencia de poder  “extender la mano…”

Ya de regreso, luego de vivir lo infinito, nuestro vehículo se lleno de silencios, fuimos recorriendo cada instante,  con cada abrazo, y prometiéndonos volver a “Las Juntas” un pueblo que esta más allá de tus ojos y donde habitan profundos corazones…

Mi respeto y agradecimiento a mi amigo personal el señor Ángel Carreño, uno de los pilares intelectuales de esta bonita aventura, quien trabajó desde el silencio, para que ésta inquietud que teníamos en el pecho se hiciera realidad y un agradecimiento especial también para el Señor Ariel Rodríguez, fundamental también en la organización de nuestra cruzada.

Dios bendijo nuestro día con éste maravilloso camino…                      

                                         

                                                                                     DR CARLOS R. BRAVO HERRERA

                                                                                                    Cardiólogo M.E. 977

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